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Entre el ayuno y los rezos creció Carmita Cevallos, en Jama, Manabí.
Aquellos días, no los olvida y a sus 46 años mantiene las tradiciones que le enseñaron sus padres.

Destaca que durante la Semana Santa solo come mariscos en remplazo de la carne y durante el Viernes Santo no trabaja, pasa en familia orando en silencio.

Esos hábitos los ha inculcado en sus hijos desde pequeños, aunque admite que algunas tradiciones quedaron atrás.

“La juventud ahora es diferente, como madre trato de mantener esas creencias de antes, porque simbolizan respeto y adoración a Jesús”, indicó.

NI BAÑARSE. La mujer recuerda que Manabí siempre ha sido una provincia muy católica que tiene algunas leyendas de la Semana Santa.
Antes no se podían realizar algunas actividades durante la ‘Semana mayor’ como, por ejemplo, el partir un coco, pues al hacerlo se decía que “saldría sangre de la fruta”.

Tampoco se podía bañar, pues quien lo hiciera le podría crecer una cola, también se decía que no se podía pegar a los hijos pues ese golpe lo recibía Cristo.

“Antes en mi casa, nadie hablaba fuerte, toda la semana pasábamos en silencio por que ni había televisión como ahora para ver películas de Cristo”, recordó.

En su tierra, menciona, también hay la tradición de elaborar los dulces para estas fechas.

Su favorito es el manjar con queso, también cocina la torta de plátano maduro, higos con queso y la ‘chucula’, que no es otra cosa que una bebida con maduro, canela y leche, considerado un postre que no puede faltar en las celebraciones religiosas.

Carmita es la cuarta de nueve hermanos, llegó a Santo Domingo hace 30 años, donde abrió su propio local de comida, en la calle principal de la cooperativa Unión Cívica Popular.

En su restaurante se ha hecho costumbre ofertar platos con mariscos durante la Semana Santa. Elabora encocados, ceviches, tongas y no puede faltar la tradicional fanesca de queso y pescado.

Este tradicional plato, que lo aprendió hacer de su madre, lo ofertará en la época ‘santa’ a $ 2,50. “Hacemos la única fanesca de queso”, mencionó.

TRADICIÓN LOJANA. Cuando de sabores tradicionales se trata, Alexandra Sánchez y su esposo Carlos Rogel mantienen el legado familiar de elaborar la fanesca.

La ofertan a sus clientes en el negocio familiar, el restaurante Zapotillo, ubicado en la calle Río Mulaute.

Esta actividad la realiza desde hace 12 años, la receta es herencia de su abuela Mariana de Jesús Vera, quien le enseñó a cocinar los granos y colocar los ingredientes que le darán el sabor.

Este plato se venderá durante tres días seguidos, será acompañado con empanadas de harina y el postre de leche.

“Gracias a las enseñanzas y valores que nos inculcaron en el hogar continuamos con la tradición”, dijo Alexandra quien también ha impartido la costumbre de elaborar platos que remplacen la carne, como la sopa de arveja y el repe lojano, que tiene guineo, leche, queso; también platos variados con mariscos.

La pareja es oriunda de Zapotillo, una ciudad fronteriza de la provincia de Loja.

Para ellos la Semana Santa es tiempo para la reflexión, es por eso que tienen la costumbre de unirse en oración para recordar y agradecer.

Otra costumbre que se ha mantenido en estas fechas es el ayuno, por la mañana a las 07h00 toman agua de panela, hasta que llegue la hora del almuerzo a las 12h00, y por la tarde, a las 18h00, se come poco.

Durante este periodo de siete días, la mujer mantiene una cultura que la adquirió y que ha impartido a sus hijo y nietos.

Consideran que poco a poco se han perdido algunas costumbres. No había fiestas ni música festiva.

Por el contrario, en las últimas décadas, al ser feriado entre Viernes y Domingo Santo, muchas de las familias ecuatorianas acuden a diversos balnearios u otras regiones del país.