A través de las redes sociales circula un vídeo que muestra el momento en que un sicario atenta contra un local de comidas y dispara a Yangervis Daniel Farrán Cerezo, de ocho años.
El atentado ocurrió cerca de las 23h20 del pasado viernes, 28 de julio de 2023, detrás del terminal terrestre de Manta, en el patio de comidas de la ciudadela El Palmar.
Según testigos, un delincuente a bordo de una motocicleta llegó al lugar para atentar contra el local.
En ese momento las balas impactaron contra el niño, que estaba sentado en una de las mesas del comedor.
El menor fue trasladado hasta el hospital del Seguro Social, pero nada pudieron hacer para salvarle la vida.
En el video se observa al sujeto, que viste de color negro, llegar en la moto al sitio.
Luego de sacar el arma empieza a disparar contra el local. Lo hace por varias ocasiones.
Posteriormente, guarda el arma e intenta escapar, pero la moto parece no arranar.
Se baja e intenta arrastrar la moto, pero el pequeño vehículo apenas avanza unos centímetros.
Se sube y una vez más intenta avanzar, pero la moto sigue sin funcionar.
Otra vez se baja y la arrastra hasta que finalmente decide abandonarla en el sitio y huir a pie.
Al momento, el hombre no ha sido identificado por las autoridades.
Según Patricio Almendariz, jefe de la Sub Zona Manabí, la policía tiene una línea investigativa y la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros (Dinased) ya tiene indicios, pero de forma preliminar sostuvo que se trataría de un tema de préstamo de dinero.
En el sitio del crimen, Dayana Cerezo, madre de menor tenía desde hace seis meses un local de asados.
La familia del niño llegó a Manta desde Venezuela hace casi seis años. Hoy solo quieren regresar a su tierra y llevarse el cuerpo de su hijo para llevarle flores al cementerio donde lo sepulten.
El hecho se dio a pesar de que Manabí y otras provincias se encuentran en pleno estado de excepción y toque de queda.
Yangervis cursaba el tercer grado en la escuela Costa Azul. Su madre contó que no le gustaba estudiar mucho, pero era un niño alegre, servicial y muy activo.
Su hermana Jairé contó que a Yangervis ya le gustaba ir a la escuela, porque empezaba a tener muchos amigos.