La atención en salud mental se incrementa en enero en un 20 % como consecuencia de las fiestas de fin de año, según especialistas.
Las fiestas de Navidad y fin de año son sinónimo de integración familiar, de regalos y compras, pero no para todos.
La melancolía y la nostalgia reemplazarán este año a los sentimientos de integración y alegría en el hogar de Lenin Delgado.
Esta será la primera Navidad sin su hija, que emigró a España en julio pasado.
“Diciembre es un mes especial para toda mi familia porque celebramos las fiestas de fin de año, y mi cumpleaños que es el 1 de enero. Este año no será igual. Nos invade la melancolía por nuestra hija que no estará este año con nosotros, y más en estas fechas especiales de regocijo familiar”, comenta Delgado.
“Obviamente que esto nos deprime un poco, pero es la ley de la vida”, agrega.
Desde el 2020, la alegría de la Navidad se transformó en pesar para Carmen Cedeño. En octubre de ese año murió el segundo de sus cuatro hijos.
Este hecho le ha ocasionado una crisis de depresión que se acentúa en las fechas de su cumpleaños y de Navidad y fin de año, cuando se reunían para cenar. “Ya no es lo mismo. Estas fiestas han perdido sentido para mí”, explica.
Mariano Rezavala se llena de tristeza en estas fechas.
Su familia está completa, pero lo que gana no le alcanza para disfrutar las fiestas de fin de año, como lo hace el promedio de las personas, según dice.
“Para mi familia estas festividades son como cualquier día. No poder complacerlas con regalos o una cena me deprime, pero la vida continúa”, dice resignado.
Causas de crisis emocional
José Suárez, psicólogo clínico, dice que en estas fechas importantes como Navidad y fin de año siempre hay un incremento de conductas suicidas, de aislamiento de muchas personas que no tienen una buena estabilidad emocional, porque quizás atraviesan alguna situación de duelo o crisis depresiva; algo en el estado de ánimo que no les da los recursos necesarios para que la persona se sostenga.
“Son fechas muy cargadas de nostalgia, de melancolía, muchas personas con problemas económicos que no cuentan con los recursos suficientes para llevar una cena a la casa, regalos a sus hijos. Son fechas que por temas de consumismo, de atrofia de la parte emocional, hace que las personas se sientan así”, explica el profesional.
Estas festividades son intensas para quienes han perdido un ser querido, emocionalmente hablando.
Además, estas fechas son un factor de riesgo para las personas que están afectadas a nivel emocional, indica Suárez.
El psicólogo agrega que como consecuencia de esta realidad, la atención de salud mental se incrementa hasta en un 20 % en enero de cada año.
Consultas por salud mental
“En estas consultas llegan personas con un cuadro emocional menor que con sólo una psicoterapia cambian su forma de pensar, pero también llegan casos complejos que requieren hasta tratamiento psiquiátrico hospitalario”, precisa.
Asimismo, en estas fechas en especial una persona puede sufrir un desequilibrio emocional por la no presencia de un ser querido, porque murió o porque no está, o por no poder cumplir con un obsequio para los seres queridos.
De las dos, la más grave es la segunda, según Suárez.
“En el primer caso, estas personas se apoyan en los familiares. Pero en el segundo caso, las personas pueden llegar a un nivel de desesperación que los lleva hasta atentar contra su vida”, señala.