Una mujer fue torturada y asesinada en Santo Domingo, sus verdugos hasta le cosieron la boca. Sus familiares están consternados.
La última vez que la familia de Katherine Pacherre García la vio con vida fue el martes 17 de octubre, ese día ella salió de su vivienda para encontrase con el padre de su hijo mayor.
Desde entonces su paradero era un misterio hasta el viernes en la tarde cuando corrió la noticia de que la habían encontrado muerta.
Su cadáver se encontró en estado de descomposición, a orillas del río Baba, en el recinto La Reforma (parroquia El Esfuerzo).
El cuerpo de Katherine presentaba golpes en las costillas y el pómulo. Además, no tenía córneas y le cosieron la boca, se indicó.
“A ella la torturaron”, dijo una de sus familiares que llegó a reconocer el cuerpo en el centro forense de Santo Domingo.
La mujer vendía jugo de coco en el peaje del kilómetro 12 de la vía Santo Domingo-Alóag y vivía en el recinto Pisotanti.
Lo último que supieron de ella fue que salió de su casa a retirar a su hijo de ocho años en la unidad educativa Mariano Aguilera, en la avenida Clemencia de Mora.
Según familiares, cuando llegó con el pequeño a casa, se cambió de ropa porque se mojó con la lluvia y volvió a salir para ver al padre de su hijo.
“Hace 15 días le había puesto la demanda de alimentos porque él no la ayudaba en nada. Él le había escrito bravo y la amenazaba. Habían quedado en verse”, dijo una allegada.
Los expuesto por la mujer se reflejaría en varias conversaciones de Whatsapp entre Katherine y su expareja.
Un día antes del encuentro, el 16 de octubre, el hombre la había citado y ella iba decidida a encararlo.
“Si algo me pasa, tú sabes quién fue”, le dijo Katherine a una de sus hermanas, a quien le dejó como prueba su teléfono celular.
Pacherre se había separado hace varios años de su ex porque, presuntamente, la había intentado matar cuando el niño tenía meses de nacido, aseguró su familia.
Katherine había continuado con su vida y encontró una nueva pareja, con la que tuvo una niña que tiene dos años.
Tras su desaparición, sus allegados presentaron la denuncia y el jueves empezaron a recibir mensajes de Whatsapp en los que les decían que debían pagar 5 mil dólares si querían volver a verla.
Los mensajes llegaron con insistencia hasta el viernes en la tarde, cuando una persona encontró su cadáver a la orilla del río. Se presume que fue baleada.