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El presidente ecuatoriano, Guillermo Lasso, viaja el lunes a China en busca de un acuerdo de libre comercio y la renegociación de la deuda bilateral, en lo que es una apuesta por el “pragmatismo” diplomático y comercial que, en cualquier caso, no deja de incomodar a EE.UU.

El viaje, que forma parte de la ampliación de horizontes comerciales del Gobierno ecuatoriano, se prolongará hasta el día 8, confirmaron a Efe fuentes de la Presidencia.

En él estará acompañado por varios ministros, entre ellos el de Exteriores, Juan Carlos Holguín; el de Comercio Exterior, Julio José Prado; y el de Finanzas, Simón Cueva.

“El viaje será para tratar sobre un acuerdo de libre comercio, que consolide los mercados para el camarón, el banano, la pitahaya”, dijo el gobernante este martes durante el programa semanal “Encontrémonos”, que organiza la Presidencia.

Y también para analizar la asistencia financiera de China a Ecuador “a efectos de reprogramar los pagos de esa cooperación” y con ello, “aliviar el peso en las finanzas públicas”.

¿UN NUEVO MODELO DE RELACIÓN?

Ecuador, según el presidente, tiene con China una deuda de unos 4.600 millones de dólares, de los que 400 millones son “deuda concesional” a muy bajo interés y muy largo plazo, y el resto es lo que se tratará de renegociar.

Además, intentará “desvincular el petróleo del pago de la deuda para que sea (un producto) de libre disponibilidad del Gobierno ecuatoriano”, aseveró.

Los contratos con China datan de la época del presidente Rafael Correa (2007-2017) que, en su distanciamiento ideológico de Washington y los multilaterales, encontró en Pekín a un fuerte aliado.

Pero desde 2017, el país andino volvió a mirar a EE.UU. en busca de financiación, y obtuvo del entonces presidente Donald Trump un apoyo político masivo de más de 8.000 millones de dólares en el último bienio de varias instituciones multilaterales, sobre todo el FMI.

A diferencia de 2016 y 2017, cuando eran ampliamente mayoritarias, las obligaciones de Ecuador con China están hoy mucho más equilibradas y este 2022 se espera que representen alrededor de la mitad de la deuda contraída, por ejemplo, con el FMI, su mayor acreedor en estos momentos.

La reorganización comenzó en 2018 en el marco de un claro reacercamiento político a EE.UU. encabezado por el expresidente Lenín Moreno, y bajo la óptica de obtener mucho mejores condiciones de crédito.

Pero no se trató ni mucho menos de un distanciamiento de Pekín, uno de los principales socios comerciales de Ecuador, sino más bien de un reacercamiento a Washington en línea con una diplomacia pragmática, desideologizada y más eficiente para los intereses comerciales del país andino.

UNA DIPLOMACIA EQUIDISTANTE Y PRAGMÁTICA

Un testigo que ha recogido con fuerza el presidente Lasso, quien pese a su, en principio, mayor afinidad ideológica con EE.UU., también considera que la diplomacia ecuatoriana debe regirse por intereses pragmáticos y comerciales.

E incluye en su enfoque una relación de proximidad con esos países rivales a nivel geoestratégico, y también con Rusia, entre una larga serie de aliados que Quito busca consolidar para la implementación de políticas a nivel comercial, sanitario o de seguridad.

“Dentro de nuestra perspectiva diplomática para los siguientes años, además del eje de la diplomacia comercial, está el de la diplomacia de seguridad”, destacó el ministro de Exteriores, Juan Carlos Holguín, en una entrevista este jueves con el diario Expreso, al mencionar también a Colombia, Israel o Reino Unido.

Todo pese a que en círculos estadounidenses no dejan de ver con recelo la aproximación de Lasso a China tras la asistencia masiva que Washington ha volcado en Ecuador en los últimos tres años, reconoció a Efe una fuente diplomática de este país.

El Gobierno ecuatoriano es consciente de esa sensibilidad pero está convencido de que una política equilibrada y de amistad con todos es viable, y recuerda que China fue el país que aportó en 2021 más de la mitad de las dosis con las que la población ecuatoriana fue vacunada contra la covid-19.

UN MERCADO DE OPORTUNIDADES PARA ECUADOR

Decano de la facultad de Ciencias Económicas de la UDLA, Vicente Albornoz no ve impedimento en la diversificación de la diplomacia ecuatoriana con las tres potencias. Bastante al contrario.

“No hay ningún problema en que mantenga relaciones comerciales con China, EE.UU. y Rusia al mismo tiempo, porque no somos un país tan grande como para inclinar la balanza. No creo que ninguno exija exclusividad y que, si estamos con uno, debamos pelear con el otro. Somos un país con una economía bastante pequeña para eso”, valoró a Efe.

Y respaldó la política de que su país mantenga “una buena relación con todo aquel que pueda comprarnos productos” porque no hay “ninguna relación” entre “la ideología del Gobierno actual” y “la posibilidad de llevarse bien con China”.

Albornoz recordó además que China es una economía “150 veces más grande que la ecuatoriana, un mercado enorme”, por lo que cualquier acuerdo comercial sería “una oportunidad infinitamente más grande para Ecuador”. EFE