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Los embarazos adolescentes en Jaramijó preocupan. Solo este año se han presentado 82, en una población de 28 mil habitantes.
Mientras que en Manta, que tiene casi 300 mil habitantes, es decir cinco veces más, se han registrado 526. Las edades oscilan entre 10 y 19 años, según datos del Distrito de Salud.
Pero hay algo más. Los embarazos están causando deserción escolar; oen otras palabras.
Los adolescentes dejan las aulas para dedicarse a ser padres.
Solo este año 50 menores hicieron eso. Sin embargo hay un programa, del que es parte la Junta Cantonal de la Niñez, que los ayuda a regresar.
Liseth Alonzo, abogada de la Junta, cuenta que hicieron volver a 44 de los 50, pero seis ya no retornaron.
Ellos trabajan con las unidades educativas del cantón, la Policía de Menores y una fundación llamada Rayito de Luz. Es así que cuando el estudiante ya no se presenta en clases (en este caso virtuales debido a la pandemia del coronavirus), la Junta recibe un reporte del plantel donde le indica que tras una visita a casa descubrieron que dejó de estudiar porque se casó o se embarazó.
Es allí cuando acuden con el menor y le brindan ayuda psicológica y orientación sexual, mientras le convencen de regresar a clases.