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A don Ílder Gavilanes se le ha derrumbado el mundo. Un accidente de tránsito le arrebató a su única hija y a una de sus nietas, una pequeña que recién estaba empezando a vivir.

En su casa, ubicada en la cooperativa de vivienda 30 de Junio, hay una carpa blanca que sirve de resguardo para quienes llegan a darle el pésame y a despedirse de Emily Anahí Gavilanes Rodríguez, de 19 años, y de su pequeña hija, Meryen Chávez, de 2.

A ambas las están velando ahí. Ayer por la tarde esperaban la llegada del cadáver de la niña, que estaban trasladando desde Quito.

Las lágrimas y el dolor de don Ílder mostraban su luto, su tristeza infinita por la pérdida de sus seres queridos.

Su ‘negrita’, como cariñosamente le decía a su única hija, llegó el domingo a una casa de salud después de haber sufrido un accidente en moto.

Ella circulaba con su esposo y con sus dos hijas por la cooperativa Montoneros cuando ocurrió la tragedia.

Las circunstancias del accidente no han sido esclarecidas, pero lo que se sabe es que estaban ya regresando a la casa, ubicada en la 30 de Junio, cuando sucedió lo más terrible.

Se conoció que el conductor de la moto iba con casco, pero la mujer y la niña  no llevaban. Es lo que dijeron algunos testigos del incidente.

A Meryen la trasladaron a una casa de salud en Quito, pero ayer por la mañana, mientras don Ílder esperaba en el centro forense el cuerpo de Anahí, quien falleció el miércoles al mediodía, le avisaron por teléfono que la pequeña había muerto.

La otra niña se mantiene en coma, en otro hospital.

El esposo de Anahí resultó ileso.