Miles de personas acudieron este martes a los cementerios en Ecuador, para visitar a los difuntos, arreglar las tumbas o llevar música al conmemorarse el Día de lo Difuntos (o Día de los Muertos en otros países).

En el ir y venir de visitantes a los camposantos se apreció gran cantidad de personas de la tercera edad que visitaban por primera vez el cementerio desde que inició la pandemia.

En el cementerio de El Batán, en el centro norte de Quito, Carmen, de 81 años, lloraba al recordar a sus seres queridos enterrados en el sitio y se lamentaba de no haber podido ir con más frecuencia para dar un mantenimiento adecuado a las tumbas.

Por la pandemia -contó a Efe- pasó más de un año en su casa y sólo salió una vez que recibió la vacuna contra la covid-19.

“Es la primera vez que vengo al cementerio. Por la pandemia les he tenido abandonados (a sus familiares fallecidos) pero siempre rezo por ellos”, comentó.

En el sitio varias personas ofrecían sus servicios para resaltar con tinta los nombres de los dueños de las tumbas, que el paso del tiempo había borrado.

Juan llegó al lugar a primera hora del día conocedor de que se requerirían sus servicios y por cinco dólares resaltaba con tinta los nombres escritos en las tumbas.

Otras personas ofrecían limpiar las tumbas y retirar la maleza que había crecido alrededor, mientras unos más ayudaban a limpiar el polvo de los nichos.

Oraciones en solitario o en conjunto se escuchaban en el cementerio, donde la música de bandas de pueblo se mezclaba con el silencio y el sollozo reinantes en el sitio.

En el cementerio de La Dolorosa, también en el norte de Quito, decenas de personas visitaban los nichos donde estaban sus seres queridos y colocaban flores, muchas de las cuales, como en otros cementerios, se vendían en los exteriores de los camposantos.

Ni en El Batán ni en La Dolorosa se registró la misma concurrencia de visitantes de años previos a la pandemia en Ecuador, país que se encuentra en un festivo, que comenzó el pasado sábado, y termina mañana.

TRADICIONES. La conmemoración del Día de los Difuntos este 2 de noviembre combina en muchas partes de Ecuador los rituales de recordación en iglesias y cementerios, con festivales de música y arte, y una gastronomía única en el mundo.

Para este año, en el que el sector turístico trata de reactivarse de la pandemia, el Municipio de Quito organizó el festival “Más allá de la vida”, que revive las tradiciones ancestrales en el marco de un atractivo plan que se distribuye en el largo periodo festivo de cinco días que forman parte de la celebración mortuoria.

Y es que en Ecuador, en general, el Día de los Difuntos integra varias dimensiones de una conmemoración que también recrea el pasado y el presente, y permite que la gente asuma del modo más apropiado el tema de la muerte.

En esta época son tradicionales las guaguas de pan y la colada morada, una costumbre gastronómica para la ocasión que perdura en la memoria colectiva.

La colada morada es una bebida espesa y caliente elaborada con base en mortiño (un pequeño fruto del páramo parecido al arándano), mora, frutas tropicales cortadas, especies como la canela, el clavo de olor y el ishpingo (una corteza olorosa de un árbol amazónico), así como varias hierbas aromáticas.

Las guaguas (niñas en quichua) de pan son panecitos con formas humanas rellenos de mermelada y decorados con crema para glaseado de colores brillantes.

En el pasado, estos portentosos potajes se solían elaborar en los hogares con la ayuda de toda la familia y era costumbre compartir entre los vecinos de los barrios para presumir cuál era la mejor colada y las mejores guaguas.

Sin embargo, la modernidad, si bien no eliminado la costumbre, ha permitido que prolifere la oferta en el mercado, como la posibilidad más conveniente para disfrutar el festivo.