Hasta hace unos años los secuestros eran una novedad, y las víctimas eran personas pudientes por quienes pedían fuertes cantidades de dinero por el rescate.
Pero esa realidad cambió desde 2021, cuando el secuestro extorsivo cobró fuerza en el país y Santo Domingo no fue la excepción.
Kleber Carrión, experto en seguridad, explica que desde entonces se ha convertido en un delito de oportunidad. “Ahora la víctima puede ser cualquiera”, apunta.
Carrión explicó además que las organizaciones delictivas han deshumanizado a los afectados.
Por eso, algunos, además de ser golpeadas, son torturados o mutilados durante el cautiverio, con el fin de crear “terror” en la población.
En agosto, Gabriel (nombre protegido) fue secuestrado mientras circulaba por una vía rural de la provincia.
Los delincuentes lo encapucharon y lo tuvieron dando vueltas para retirar el dinero de sus cuentas bancarias.
También lo golpearon para que entregue las claves y pida más dinero a su familia. No reveló la suma del perjuicio, pero contó que los tipos lo amenazaron con cortarle un dedo si no “cooperaba”.
Un hecho similar ocurrió a inicios de este año, en el sector de Las Palmeras, cuando una pareja fue interceptada mientras estaba estacionada en la calle. Ambos estuvieron desaparecidos durante más de 24 horas.
¿Dónde se ejecutan los secuestros?
El experto en seguridad, y también fundador de la Unidad Antisecuestro y Extorsión de la Policía Nacional (Unase), puntualizó que antes los grupos llevaban a sus víctimas a lugares alejados, en la selva.
Ahora, según Carrión, hay una hegemonía y poder de las organizaciones delictivas en la zona urbana.
Carrión explicó que los grupos criminales ya no tienen al secuestro como única actividad delictiva.
Están ligados al narcotráfico, extorsión, robos, entre otros. Además que, mediante un rapto, se pueden consumar otros hechos como asesinato y trata de personas.
Además puntualizó que el secuestro también se ha convertido en una forma de presionar entre organizaciones delictivas.
Comentó que los delincuentes ya “no tienen protocolos”, lo que hace más complejo investigar los casos.