Conocido por ser una de las caras visibles de la protesta social de octubre de 2019, el nuevo presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), Leonidas Iza, se fija como reto cerrar las heridas internas del movimiento, que estallaron en los comicios de este año.
Forjado en la lucha campesina y aupado por la plataforma de las manifestaciones contra el Gobierno de Lenín Moreno, este dirigente de 39 años y que dice no haber perdido nunca el contacto con sus bases, quiere dejar atrás las disputas por el liderazgo en el sector indígena para impulsar una agenda consensuada.
“Se ha superado este punto (de desunión), los compañeros de la Conaie estamos obligados a sostener esa fuerza organizativa indígena, pero también política, como militantes del movimiento Pachakutik”, sentencia en entrevista con Efe, después de haber sido elegido el domingo por amplia mayoría al frente de la Confederación.
La brecha entre dos posturas contrapuestas se dejó sentir cuando la organización política Pachakutik eligió en 2020 como candidato presidencial a Yaku Pérez, la gran sorpresa en las elecciones presidenciales celebradas este año, pero quedó patente cuando el anterior líder de la Conaie Jaime Vargas, rompió filas en abril para posicionarse con el aspirante del correísmo Andrés Arauz.
Antes de dar un paso al costado, Pérez acusó a Vargas y al propio Iza -canalizadores de la protesta social ecuatoriana en 2019- de “traición”, calificativo que el hoy dirigente de Conaie considera “sesgado” al asegurar que como autoridad del pueblo Panzaleo trabajó “al 100 % del tiempo por el movimiento Pachakutik”.
Y probablemente consciente de que el movimiento es hoy la segunda fuerza parlamentaria, tiene claro que el camino para materializar la agenda indígena es el de la unidad: “Estamos obligados a trabajar de manera colectiva”.
PERO ¿QUIÉN ES LEONIDAS IZA?
Nacido en la comunidad de San Ignacio, Iza ha liderado en los últimos años el Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi (MICC), provincia andina en la que se formó en procesos comunitarios y la propia Iglesia católica, llegando a ser secretario general para jóvenes de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE).
Inclinado hacia la Teología de la Liberación iberoamericana, cree “en un dios a partir de los pobres”, pero “resignificado con la espiritualidad propia de los pueblos y nacionalidades”.
Ingeniero ambiental, casado y padre de dos hijos, defiende que la lucha contra el machismo y el patriarcado, una de las grandes lacras en comunidades indígenas, debe “empezar desde casa”.
El VII Congreso de la CONAIE le otorgó con su designación un mandato de tres años, pero también resolvió 32 puntos de la agenda interna y otra docena a nivel externo.
Además de buscar la “gran unidad” de la Conaie y Pachakutik, busca incorporar a otros sectores de la sociedad a sus propuestas: trabajadores, campesinos, transportistas, amas de casas, “los que estamos sosteniendo el mayor peso de la crisis”.
La Confederación también mira hacia fuera para articular junto a organizaciones indígenas de Latinoamérica y El Caribe, más de 800 pueblos indígenas, una plataforma internacional para identificar los problemas centrales que enfrentan los territorios ancestrales.
En materia económica, una de las medidas urgentes que exigen al Gobierno de Guillermo Lasso, es la derogación del decreto 1158 y otros dos adicionales que establecieron un sistema de bandas que de facto ha propiciado el aumento del precio de los combustibles, situación que provocó las duras protestas de hace dos años.
Piden igualmente a los asambleístas del movimiento indígena “empujar una agenda legislativa” y su pronunciamiento en la Asamblea Nacional sobre la solicitud del mandatario ecuatoriano a la Corte Constitucional de revisar la adhesión de Ecuador al Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI).
En ese sentido, Iza censura que, “ahora nuevamente volvamos a arrodillarnos en los tribunales internacionales en materia económica” y exige fiscalización parlamentaria en el ámbito económico.
Representante de 14 nacionalidades y 18 pueblos indígenas repartidos en más de 3.000 comunidades, 380 de ellas en territorio amazónico, Iza habla del “racismo y la colonialidad aún persistentes en la sociedad ecuatoriana”, donde el 6,3 % de la población se define como indígena según estadísticas oficiales de 2019.
Aboga por “suplantar” la economía extractivista para declarar a los territorios indígenas libres de minería, y alerta del problema estructural del machismo, “8 de cada diez compañeras mujeres en el sector indígena sufren violencia y 6 de ellas violencia sexual”, que plantea combatir con justicia indígena allí donde lo permita el territorio.
Por último, propone impulsar la educación como vía para salir de la pobreza, mitigar los altos índices de embarazo adolescente y de jóvenes indígenas en prisión. EFE