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El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, cumple este martes sus primeros 100 días de Gobierno con la vacunación como bandera y algunos logros económicos que, por ahora, no han conseguido aliviar la presión de los más perjudicados por la pandemia.

El logro inapelable del nuevo Gobierno, que sucedió el 24 de mayo al de Lenín Moreno y tras el turbulento rompimiento de su antecesor con el correísmo, es sin duda el alcance de la vacunación: 9 millones en 100 días, su principal promesa electoral.

“Unos dicen que (se cumplen) hoy, otros el 1 de septiembre, pero la fecha no es lo importante. Lo importante es que lo hemos conseguido”, dijo Lasso en un acto público donde aseguró que “si es exactamente 9 millones, bueno, nos tomará un día más: Serán 101 días y no 100 para haber cumplido con una meta fundamental”.

LAS METAS

El plan, manifestó la ministra de Salud, Ximena Garzón, es alcanzar la inmunidad de rebaño con el “85 % de la población objetivo” entre los 17 millones de ecuatorianos.

Una meta que describió hoy como “cuidar de la salud de los ecuatorianos” y “reactivar la economía” que “también es la carta credencial para demostrar de lo que somos capaces los ecuatorianos cuando nos unimos”.

Hasta el momento, su Gobierno ha administrado más de 16 millones de vacunas, en comparación con los 2 millones del anterior mandatario en 4 meses, y le faltan alrededor de medio millón para llegar a los 9 prometidos, que se alcanzarán en los próximos días. El 13 de septiembre se inicia la inoculación de los mayores de 12 años.

BASE DE LA REACTIVACIÓN

Para Lasso, un político centroderechista que llegó al poder en su tercer intento, la vacunación es la base de cualquier reactivación, de que el mercado pueda despertar después de tres años de letargo económico y un año y medio de crisis sanitaria.

Su objetivo es el de incentivar el consumo y la inversión mediante la inoculación a la mayoría de la población, con el fin de que genere ingresos. Los datos difundidos hoy por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) elevaban su previsión de crecimiento para la región en 2021 al 5,9 %, aunque Ecuador estará entre los países más rezagados con apenas el 3 %.

Una situación que el mandatario quiere corregir para frenar las críticas de los más afectados en la sociedad, aquellos que perdieron toda forma de ingreso desde finales de 2018 y para los que la pandemia se convirtió en un verdadero aguacero.

Un estudio de la fundación de investigación Donum titulado “Covid-19, la tragedia de los pobres”, indica que Ecuador ha retrocedido 10 años, con niveles de pobreza del 35 % y de pobreza extrema del 15 %.

MÁS EXTERIORIZACIÓN

El Ejecutivo espera también levantar la economía mediante la inversión y acuerdos de comercio con otros países. El ministro de Producción, Julio Prado, anunció el lunes que acababa “de aprobar más de 500 millones de dólares en contratos de inversión”, que “generan más de 2.000 plazas de trabajo”, y se suman a otros 250 millones en las últimas semanas.

“Más mundo en el Ecuador y más Ecuador en el mundo” es el lema que guía al Gobierno de Lasso en su estrategia de captación de capitales y expandir el comercio. EE.UU. y México están en el horizonte inmediato para tratados bilaterales de libre comercio, sobre todo este último, con el que el presidente acaba de desbloquear las negociaciones con su homólogo Andrés Manuel López Obrador, clave para la incorporación a la Alianza del Pacífico.

Pero también lo están Rusia y China, y hasta Israel, del que Ecuador aspira a aprender en materia de emprendimiento e innovación. “Una diplomacia pragmática en beneficio de los ecuatorianos”, la definió a Efe el canciller del país, Mauricio Montalvo. Otro de los retos, el combate a la corrupción, una lucha de “todos los días”, según el mandatario, que incluyó el “gastar menos”, “producir más” y dar “servicios de calidad con menos recursos” porque son fondos de los ecuatorianos.

EL RETO DEL “ENCUENTRO” SOCIAL

Como principales obstáculos a sus estrategias de Gobierno, la oposición de círculos sindicales y el sector indígena a recortes para reducir el déficit fiscal y la deuda externa, que puedan endurecer más la vida de las clases empobrecidas. Pero también el temor de estos sectores a un extractivismo minero y petrolero descontrolado, que pueden empañar los planes de duplicar la producción petrolera hasta 2025.

Las primeras protestas contra el Gobierno se registraron el 11 de agosto, aunque el indigenismo reconoce que no es el momento para más crisis, y Lasso también ha sabido desarmar algunas pequeñas bombas de relojería convocando al diálogo, por ejemplo, al gremio del transporte, afectado por una reciente subida de los combustibles.

Una estrategia, la “del encuentro” que por ahora está aplacando frustraciones, pero que -todos saben- en el siempre turbulento Ecuador tiene una proyección limitada, más aún si no se cuenta con apoyo de la Asamblea Nacional (Parlamento), para avalar sus complejas reformas. EFE