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En su búsqueda de perder peso rápidamente, Cristina F. terminó hospitalizada con una grave obstrucción intestinal.

Según cuenta, su cuadro médico fue una reacción adversa al medicamento Saxenda, que ha ganado popularidad como tratamiento adelgazante.

“En un mes perdí tres kilos, era lo que yo quería y estaba feliz. Sin embargo, comencé a tener náuseas, estreñimiento y mucho dolor abdominal, al punto del desmayo, por lo que terminé en el hospital”, narra.

Añade que de eso ya pasaron dos años y que su error, según cree, se dio al adquirir el tratamiento a través de un centro estético y no de un médico.

¿De qué se trata? Saxenda (liraglutida) y Ozempic (semaglutida) son dos medicamentos que se venden bajo receta médica para mejorar los niveles de azúcar (glucosa) en la sangre y perder peso.

Con vigilancia médica

José Zaporta, endocrinólogo y diabetólogo, explica que Saxenda fue aprobado por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) en 2010 para ser usado como tratamiento para la diabetes, pero cuatro años después se autorizó para la pérdida de peso, ya que disminuye el apetito y ralentiza la digestión.

Añade que con Saxenda se pueda bajar de 5 a 10 % del peso corporal, mientras que con Ozempic hasta un 15 %.

El especialista explica que el tratamiento es efectivo, sin embargo, solo debe administrarse tras una estricta evaluación médica y con supervisión.

“No todo mundo debe recibir este tratamiento, solo porque ‘me veo más gordito’. Esto trabaja a nivel del sistema nervioso central, en el hipotálamo, en el estómago e intestinos; y a veces los efectos secundarios pueden ser graves”, dice.

Los síntomas adversos van desde náuseas y estreñimiento, hasta otros muchos más graves como hipoglucemia, pancreatitis, cálculos biliares y hasta falla renal aguda.

Para el médico Cristhian Vélez, el riesgo de este tipo de tratamientos reside en que se utilizan de manera descontrolada, promocionándose incluso en redes sociales y por personas que no son especialistas.

“Estamos frente a una mal llamada moda entre personas que no necesitan llegar a estos extremos, como en su momento también lo fueron las cirugías bariátricas.

Tanto estos medicamentos como dichas cirugías deben ser una última opción para pacientes con obesidad tipo 1, 2 y 3, que ya han fracasado con métodos convencionales”, agrega.

Como tratamiento para perder peso

En el caso de Patricia M., de 65 años, el tratamiento con Saxenda fue recomendado y suministrado por su médico endocrinólogo por motivos de salud.

Según cuenta, bajó 7 kilos en tres meses, algo que no había podido alcanzar por años.

Sin embargo, también tuvo síntomas adversos. “Mi tratamiento era por seis meses, pero tuve que abandonarlo porque presenté muchas náuseas. Pese a ello, reduje varias tallas y mi salud mejoró”, narra.

Ahora su desafío es no volver a subir de peso.

En ese punto, la nutricionista Ana González explica que entre los riesgos de estos tratamientos están la malnutrición y el conocido efecto rebote.

“El riesgo de recuperar peso existe. Si el paciente no modifica sus hábitos, una vez que deja de usar el medicamento volverá el apetito, el cual es fisiológico, y al consumir demasiadas calorías llegará el ‘rebote’”, finaliza.