Ecuador acumuló este lunes 482.947 casos de covid-19, así como 30.321 fallecidos confirmados con esta enfermedad, según un último reporte sobre la pandemia del Ministerio de Salud, que estrenó un nuevo diseño de su reporte epidemiológico.
En el rubro de fallecidos, el informe incluye 1.105 decesos probables, sin una confirmación definitiva, con lo que la cifra se eleva a 31.426 defunciones.
En cuanto a la situación en las provincias, el reporte asegura que la andina de Pichincha (cuya capital es Quito) es la que concentra el mayor número de contagios con 175.475 casos, seguida de la costera de Guayas (cuya capital es Guayaquil) con 67.537.
Después asoman provincias como Manabí (32.700), Azuay (26.518), El Oro (22.599), Loja (17.620), Imbabura (16.153), Tungurahua (15.081), Los Ríos (12.877), Santo Domingo de los Tsáchilas (11.914), Cotopaxi (11.828) y Esmeraldas (9.376), entre las más afectadas.
En cuanto a la situación en los municipios, el reporte del Ministerio confirma que Quito es la ciudad con más contagios, pues acumula 162.203 casos, seguida de Guayaquil con 46.339.
Luego aparecen ciudades como Cuenca (20.313), Loja (11.850), Machala (11.194), Ambato (11.108), Portoviejo (10.598) e Ibarra (8.521).
Ecuador puso en marcha el pasado 21 de enero un plan de vacunación contra la covid-19 y prevé que hasta finales de agosto se logre inmunizar a nueve millones de personas, el 60 por ciento de la población.
Mientras avanza el proceso de vacunación, las autoridades sanitarias ecuatorianas llevan adelante una estrategia de vigilancia epidemiológica, dirigida a detectar casos de la variante delta del virus SARS-CoV-2 en el país.
Un total de 46 pacientes han sido detectados con esta variante a escala nacional, sobre todo en la provincia costera de El Oro que concentra 36 casos.
En la provincia de Guayas se han detectado cinco casos de la variante delta, dos en Azuay y tres en la de Pichincha.
Las autoridades ecuatorianas han expresado su preocupación por la presencia de esta variante, que es de mayor transmisibilidad y podría, eventualmente, generar más presión sobre el sistema sanitario. EFE