La pérdida de un ser querido es, sin duda, uno de los mayores retos que enfrentamos en la vida.
Este Día de los Fieles Difuntos, puede ser el primero en que muchos tienen a alguien a quien visitar en el cementerio.
La psicóloga Pía Di Luca explica que aunque podamos reconocer la muerte como parte natural de la existencia, la confusión y la tristeza que a menudo la acompañan pueden ser abrumadoras.
“Aceptar la muerte de un amigo o familiar puede tomar desde meses hasta un año; no hay una duración ‘normal’ para el duelo”, comenta Di Luca.
A pesar de que muchas personas logran superar su pérdida y retomar sus vidas, hay quienes se encuentran atrapados en lo que se conoce como duelo complicado, una situación que puede dificultar las actividades cotidianas.
“En estos casos, buscar la ayuda de un profesional de salud mental puede ser necesario”, señala.
Estrategias para la superación de un duelo
Di Luca ofrece algunas estrategias para quienes están atravesando esta difícil etapa.
Hablar sobre la pérdida con amigos o familiares puede ser un paso crucial para entender y recordar al ser querido.
“Negarse a lo que ha ocurrido puede llevar al aislamiento, lo que frustra a quienes intentan brindar apoyo”, advierte.
Permitir que las emociones fluyan es igualmente importante.
“Es fundamental llorar y expresar lo que sentimos, en lugar de reprimir el dolor”, enfatiza la psicóloga.
Asimismo, tener paciencia y permitir que el proceso de recuperación se dé a su propio ritmo es vital.
El perdón también es parte clave del proceso, así que “perdónate por lo que hayas dicho o hecho, ya que esto puede facilitar tu sanación”, indica la profesional.
Apoyo y acompañamiento
El acompañamiento durante la etapa del duelo también juega un papel crucial.
Muchas personas se sienten incómodas al intentar consolar a alguien que afronta una pérdida.
Di Luca aconseja que, al ofrecer apoyo, se reconozca la pérdida de manera directa, utilizando palabras como “murió” o “falleció”. “No tiene nada de malo mencionar estas palabras”, dice.
También aconseja no obligar a la persona a hablar, ya que no todas las personas se sienten listas para compartir cómo se sienten.
Y por último, no minimizar la pérdida; “cada persona vive su dolor de manera única”, agrega.
El apoyo de familiares, amigos y profesionales de la salud mental puede marcar una gran diferencia. “Hablar con miembros de la familia y amistades cercanas, sobre tus recuerdos y experiencias, puede ser terapéutico.
No creas que estás protegiendo a tu círculo cercano al no expresar su tristeza. Pídeles a otros lo que necesites”, expresa asimismo la psicóloga.
Al final, no hay que olvidar que expresar tristeza no es un signo de debilidad, sino un paso necesario hacia la resiliencia y sanación.