Alejandra García, conocida como La Toquilla, es una cantante de 42 años nacida en Portoviejo, que desde Quito lleva más de 10 años enamorando con ritmos tradicionales. En un 2025 donde el reguetón y el despecho colombiano reinan, La Toquilla lucha por la música nacional, y es que, según ella, “hay que hacer patria” y no olvidar de dónde venimos.
La Toquilla no es solo una voz, ¡es un símbolo! Esta manabita, radicada en Quito hace 20 años, ha hecho de los ritmos ecuatorianos su bandera. Pero no todo es color de rosa. “Los espacios se acaban”, dice, mientras el reguetón, la música banda y el despecho colombiano copan las radios. Incluso artistas locales se suben a esa ola para ganar fama. Pero ella, firme, no cede: “No puedo traicionar el estilo que me ha dado de comer”.
Alejandra lleva 11 años cantando música nacional, rompiendo el mito de que lo ecuatoriano es solo pasillos. “Tenemos ritmos hermosos, la música de nuestros abuelos”, cuenta. Su misión es rescatar esos sonidos que ya casi no suenan. En la Sierra, como en Cuenca, el público la abraza por su conexión con lo tradicional. Pero en la Costa, su tierra natal, el panorama cambia: “En Guayaquil quieren reguetón, bailar, nada de tristeza”.
Fusión pero con raíces
Y no es que La Toquilla viva en una burbuja. Escucha de todo: reguetón, pop, hasta música peruana. Es fan de Eva Ayllón, Jorge Drexler, y apoya a talentos ecuatorianos como Sergio Sacoto, AU-D, Paulina Tamayo, Tercer Mundo y Verde 70. “Todavía hay artistas que representan lo nuestro”, dijo orgullosa en una entrevista con Diario Extra.
¿Y si le toca subirse al tren de lo comercial? La Toquilla no le cierra la puerta a las fusiones, pero con su toque. Ya lo hizo con un reguetón junto a Waldokinc, donde metió su inseparable requinto. “No tendría problema en hacer algo regional, pero siempre aportando mi estilo”, asegura. Eso sí, cambiarse el sombrero y volverse 100% comercial no va con ella: “Sería una traición a mí misma”.
La toquilla no se rinde y espera un buen futuro
No es la primera vez que artistas ecuatorianos enfrentan este dilema. Hace años, figuras como Juan Fernando Velasco o Mirella Cesa han hablado de la dificultad de competir con géneros foráneos. La Toquilla, sin embargo, no baja los brazos. Su lucha es por la identidad cultural, por recordar que Ecuador tiene una riqueza musical más allá de lo que suena en la radio.
Aunque el camino es duro, La Toquilla sigue adelante. Su música es un puente entre el pasado y el presente, una forma de decir: “No olvidemos quiénes somos”. Y mientras haya oídos dispuestos a escuchar, ella seguirá cantando con su requinto en mano, haciendo patria desde el escenario.