La reciente imposición de aranceles generalizados por la administración de Donald Trump ha abierto un escenario de incertidumbre económica global, afectando a países dependientes de las relaciones comerciales con Estados Unidos.
Para Ecuador, esta situación va más allá del impacto comercial directo. Las remesas, que alcanzaron la cifra récord de $6.539 millones en 2024, equivalentes al 5,3% del PIB nacional, podrían convertirse en el próximo objetivo de la política proteccionista estadounidense. Este flujo financiero no solo representa un sustento para miles de hogares ecuatorianos, sino que constituye una red de seguridad económica vital para el país, cuya potencial afectación generaría consecuencias devastadoras en múltiples niveles de la economía nacional.
Crecimiento exponencial de las remesas
En la última década, las remesas han triplicado su valor, pasando de $2.461 millones en 2014 a $6.539 millones en 2024. Este aumento del 20,05% respecto a 2023 refleja su importancia para la economía ecuatoriana. Guayas, Azuay y Pichincha concentran el 65% de estos fondos, destacando su relevancia regional.
“Las remesas no solo son un ingreso familiar, sino un mecanismo de redistribución económica que dinamiza sectores como la construcción, el comercio y los servicios en regiones que históricamente han tenido alta migración”, abordó la economista María Herrera en una entrevista con la revista Gestión.
Del total de remesas recibidas el año pasado, $4.804 millones (73,5%) provinieron de Estados Unidos, seguido -a considerable distancia- por España con $1.020 millones (15,6%) e Italia con $163 millones (2,5%). Esta concentración geográfica evidencia la vulnerabilidad de Ecuador ante cualquier política restrictiva que pudiera implementar la administración Trump.
Amenaza arancelaria en el horizonte
Adicionalmente, la política arancelaria de Trump ha establecido un gravamen del 10% a las importaciones ecuatorianas, una tasa que, si bien es significativa, resulta menor en comparación con otros países latinoamericanos y asiáticos. Sin embargo, este podría ser solo el primer paso de una estrategia más amplia que podría extenderse hacia instrumentos financieros como las remesas.
Expertos temen que el presidente de Estados Unidos extienda estas medidas a las remesas, afectando los ingresos de familias ecuatorianas. Herrera señala: “Repercusiones habrá, pero nuestros aranceles son los más bajos, comparados con el 40% o 45% de otros países”. Sin embargo, la incertidumbre persiste sobre restricciones financieras.
La agencia Reuters advierte que Estados Unidos, como epicentro financiero, podría gravar transferencias internacionales. Esto elevaría costos y desviaría remesas a canales informales. La economía ecuatoriana enfrentaría riesgos macroeconómicos. Un arancel del 10% a las remesas reduciría ingresos familiares, impactando necesidades básicas como educación y salud.