Como es de conocimiento general el país no solo pasa por problemas coyunturales, sino que desde hace muchas décadas se viene “luchando” con fenómenos que se han constituidos en verdaderos problemas estructurales.
En términos sociales, uno de estos es el descontento de determinados grupos de la población que viene dado por una serie de obstáculos que les impide alcanzar el tan anhelado incremento de la calidad de vida. Entre indicadores que hacen notar esta situación están las tasas de pobreza y el índice de desigualdad. Según INEC (2025) la pobreza en diciembre de 2021 se ubicaba en el 27,7%; nada se ha logrado hasta diciembre de 2024 dado que aumentó al 28,0%; lo mismo ocurre con la extrema pobreza que pasó del 10,5% al 12,7% en el mismo periodo. La desigualdad se ha mantenido en un rango de 47,4 – 0,463 del coeficiente de Gini.
Otros de los temas que viene siendo objeto de críticas es la inversión pública que desde 2017 viene cayendo de manera estrepitosa y que ha afectado sobremanera la ejecución de la obra pública en los distintos territorios a nivel nacional, que a su vez afecta generación de empleo llevando a que la responsabilidad actualmente esté en manos del sector privado. A eso se añade el bajo nivel de Inversión Extranjera Directa que se ha tenido por décadas dejando entrever que no somos atractivos al capital externo.
El manejo de la política fiscal se muestra como uno de los desafíos cruciales y dentro de esto el manejo de las recaudaciones tributarias. La gran pregunta que muchos se hacen es ¿habrá aumento de impuestos, o se crearán nuevos tributos? Esto estará en función de cómo se maneje el Presupuesto General del Estado, dado que en los últimos años la constante ha sido el déficit fiscal; así post-pandemia el resultado presupuestario ha sido negativo en –3.165 millones en 2021, -5.747 millones en 2023 y –3.107 millones en 2024. Es importante que el gobierno que asuma el poder tenga una ruta adecuada para manejar este problema sin que eso signifique aumentar la presión fiscal a los demás agentes que conforman la economía.
Son tantos los problemas que tiene el país que conforme van dándose las cosas en el ámbito político en vez de generarse un ambiente de optimismo en términos económicos, lo que se generan son incertidumbres y una baja credibilidad en torno al éxito que pueda tener cualquiera que llegue a ser presidente de Ecuador.