En la Asamblea es ácida y fuerte, en una piscina o al pie del mar luce una sonrisa dulce y una escultural figura en diminutas prendas.
Ha levantado polémica por sus fuertes críticas al expresidente Rafael Correa y al actual mandatario Daniel Noboa. Pero no solo sus declaraciones llaman la atención: su pasado como reina de belleza y sus fotos en bikini también generan comentarios.
En el año 2007 alcanzó el título de belleza de “Reina de Ambato” y se destacó como finalista en el certamen Miss Ecuador, lo que le permitió representar al país en Miss Mundo 2010.
En redes sociales, se muestra activa y no duda en compartir fotos de su figura con diminutas prendas, irradiando sensualidad y una sonrisa encantadora. Sus ojos claros, piel blanca y rostro impecablemente maquillado se complementan con su cabello, casi siempre suelto y cuidadosamente arreglado.
Su figura luce radiante y ella no tiene reparos en mostrar su cuerpo en pequeños bikinis bajo el sol intenso.

Comparte fotos de su actividad legislativa, pero también gráficas posando de pie en la playa en bikini, recostada en una silla leyendo un libro o en disfrutando de un jacuzzi o incluso una piscina.

Es Ana Galarza Añazco, asambleísta de Ecuador, abogada, psicóloga, modelo, exreina de belleza y madre.

Del certamen de belleza y los bikini; a la Asamblea
En el 2007, Ana Galarza se coronó como Reina de Ambato y posteriormente fue finalista en Miss Ecuador, lo que la llevó a representar al país en el Miss Mundo 2010. Su belleza no ha pasado desapercibida: ojos claros, piel blanca y una figura estilizada que no teme mostrar en sus redes sociales en diminutos bikinis, ya sea en la piscina, la playa o compartiendo momentos de su vida cotidiana.
Sin embargo, su imagen de modelo no la ha limitado a la superficialidad. Es abogada, psicóloga y, desde la política, ha tomado una posición crítica frente a los gobiernos de Correa y Noboa.

Crítica feroz a Noboa y Correa
En recientes declaraciones, Galarza ha calificado de “ilegal” la decisión del gobierno de Daniel Noboa de suspender a la vicepresidenta Verónica Abad, comparándola con las prácticas del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. “Estamos viviendo un Estado fallido”, aseguró, advirtiendo que estas acciones podrían llevar a Ecuador ante la justicia internacional.
Sus críticas no son nuevas. Durante su primer periodo en la Asamblea, no dudó en denunciar la corrupción vinculada al exvicepresidente Jorge Glas. “Es una vergüenza que se hayan despilfarrado los recursos destinados a la reconstrucción de Manabí”, sentenció en su momento, con un tono que incomodó a las altas esferas del poder. También cuestionó el abuso de poder y la persecución a los opositores de Rafael Correa durante su presidencia.
Una destitución y una acción legal
El 7 de febrero de 2019, con 91 votos a favor, el pleno de la Asamblea destituyó a Ana Galarza por presunta gestión de cargos públicos. Sin embargo, la Fiscalía archivó el caso en 2021 al no encontrar indicios de delito. Galarza sostiene que fue una “operación política” en represalia por sus investigaciones a las irregularidades en Seguros Sucre. “Fue un ataque orquestado”, afirma, señalando directamente a Diego Sánchez y Santiago Cuesta como responsables de su salida.
Ahora, busca una reparación integral a través de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) e incluso está dispuesta a llevar su caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos en Costa Rica.
Quedó fuera de las elecciones de 2025
Pese a su protagonismo, el movimiento Construye no pudo presentar candidatos a las elecciones legislativas de 2025. En octubre de 2024, el Tribunal Contencioso Electoral (TCE) negó la apelación del partido por errores en la inscripción y sus listas no pudieron participar en el proceso electoral de este año. Ella estaba frente a la lista de asambleístas.
Una figura que incomoda al poder

A lo largo de su trayectoria, Galarza ha sido etiquetada de muchas maneras: “histérica”, por el exvicepresidente Jorge Glas, o “empleada del banquero”, en referencia al líder de CREO, Guillermo Lasso. Así es como en la piscina o en la Asamblea, Ana Galarza no pasa desapercibida.