A Emilio (nombre protegido) y un amigo los secuestraron por error, tras confundir a uno de ellos con un empresario. Durante 24 horas, enfrentaron un calvario que puso en riesgo sus vidas, en manos de delincuentes.
La tarde del 12 de abril de 2025, los amigos circulaban en una camioneta por la ruta Spondylus. Alrededor de las 16:30, en una zona despoblada cerca de San Lorenzo, dos vehículos los interceptaron abruptamente. Uno bloqueó el frente y otro se posicionó detrás, cortándoles el paso. Un grupo de seis hombres armados descendió, obligándolos a subir a otro vehículo y los secuestraron. Con capuchas negras cubriendo sus rostros, los amigos iniciaron un trayecto hacia lo desconocido.
Una hora de viaje hacia su cautiverio
El primer tramo del viaje duró aproximadamente una hora, según el relato de Emilio. El sonido de charcos bajo las llantas y la ausencia de ruidos urbanos sugirieron que se dirigían a una zona rural. Finalmente, llegaron a una casa de campo, donde los secuestradores los condujeron por una escalera de madera hacia un cuarto. Allí, con las manos atadas, comenzó un interrogatorio centrado a los secuestrados en una pregunta recurrente: “¿Cuánto dinero tienes en el banco?”
Los captores insistían en que Emilio era un empresario con nombre idéntico, dejando claro que se trataba de un error de identidad.
Un giro de humanidad en la adversidad
Durante el interrogatorio, Emilio, quien padece diabetes tipo 2, comenzó a mostrar síntomas de descompensación. La falta de su dosis de insulina lo llevó a un estado de debilidad que alarmó a sus captores. Uno de ellos, descrito por Emilio como “el secuestrador buena gente”, se ofreció a buscar la medicina. Pasada la medianoche, el secuestrador regresó con la insulina, permitiendo que Emilio se estabilizara.
Este gesto, aunque aislado, marcó un contraste en la crudeza del encierro. Los secuestrados pasaron la noche en la misma habitación, escuchando voces de niños y adultos que sugerían que el lugar era una vivienda familiar. Emilio recuerda haber permanecido despierto, atormentado por la incertidumbre: “Pensaba si serían mis últimas horas”. La falta de sueño y el miedo constante agravaría el trauma que ambos cargarían tras el suceso.
La liberación inesperada
Al amanecer del 13 de marzo, dos captores ingresaron al cuarto. Emilio, convencido de que serían ejecutados, sintió un nudo en el pecho cuando lo tomaron del brazo. Sin embargo, en lugar de violencia, los subieron nuevamente a una camioneta. Tras una hora de viaje, el vehículo se detuvo en una cuneta desierta. Los secuestradores los empujaron al exterior y huyeron a toda velocidad.
Un conductor que transitaba por la zona, identificado únicamente como Carlos R., auxilió a los secuestrados y los trasladó hasta el centro de Manta. Desde allí, las autoridades confirmaron que ambos estaban ilesos, aunque visiblemente afectados.
Contexto de inseguridad en Manabí
La ruta Spondylus, que recorre más de 560 kilómetros de costa ecuatoriana, es un atractivo turístico que combina playas. Según datos de la Policía, entre enero y diciembre de 2024, se registraron 3.292 secuestros a nivel nacional, con Guayas y Manabí entre las provincias más afectadas.
En Manabí, la presencia de bandas como Los Tiguerones y Chone Killers ha incrementado los delitos de extorsión y secuestro exprés, aunque casos como el de Emilio y Juan, motivados por errores de identidad, son menos frecuentes pero igualmente alarmantes.
La Fuerza Investigativa Contra la Extorsión (FICE), creada en marzo de 2024, reportó la liberación de 134 personas y la captura de 1.832 sospechosos hasta abril de 2025. A pesar de eso, la sensación de inseguridad persiste. (27)