Con la llegada de la Semana Santa, el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE) y la Unidad de Protección del Medio Ambiente de la Policía del Ecuador reactivaron una campaña “Tradición y Conservación van de la mano”, que busca reducir el uso de la Palma de Cera durante el Domingo de Ramos. Esta planta, de profundo valor simbólico para los fieles católicos, sufre un alto riesgo ecológico.
La Palma de Cera, utilizada durante décadas para la creación de ramos o en rituales religiosos, se encuentra en un estado crítico de conservación en Ecuador. Su extracción, aunque simbólica, representa una amenaza real para los ecosistemas andinos. Por eso, las autoridades promueven alternativas sostenibles sin afectar la esencia espiritual de esta tradición.
Durante una rueda de prensa, Glenda Ortega, subsecretaria de Patrimonio Natural del Ministerio de Ambiente , ofreció cifras y acciones concretas. Desde el 2024, más de 200 actividades han buscado sensibilizar a la ciudadanía. Capacitación, talleres y formación en 23 provincias de Ecuador buscan proteger esta especie única.
Símbolo espiritual de la Semana Santa y alerta latente
La Palma de Cera (Ceroxylon spp.) crece en los Andes de Ecuador, Colombia y Perú. Esta especie alcanza hasta 60 metros de altura y puede vivir más de un siglo. En el territorio ecuatoriano, habita entre los 800 y 2.000 metros de altitud, en zonas nubladas y bosques húmedos.
Más allá de su imponente figura, cumple una función ecológica vital. Alberga y alimenta a especies como el oso andino, venados, tapires, aves y primates. Sin esta palma, el equilibrio del ecosistema se fractura. Cada hoja arrancada con fines religiosos acelera ese deterioro.
Ramos alternativos que respetan la naturaleza
Durante el lanzamiento de la campaña “Tradición y Conservación van de la mano”, los guardaparques del Parque Nacional Sumaco Napo Galeras mostraron ramos elaborados con materiales alternativos. Usaron totora, maíz, paja, arrayán, laurel y romero, entre otros, para demostrar que la tradición de la Semana Santa, el Domingo de Ramos y la conservación pueden convivir. Cada elemento es biodegradable.
Estos ramos alternativos no solo son atractivos visualmente. También representan una oportunidad económica para comunidades rurales. Su venta impulsa economías sostenibles que respetan la legislación ambiental. Además, empodera a artesanos que desean mantener vivas sus costumbres sin dañar el medioambiente.
Sanciones para los que comercializan y usan indebidamente la Palma de Cera
El Ministerio del Ambiente recordó que el uso indebido de la Palma de Cera se sanciona por ley. El Código Orgánico del Ambiente y el Código Integral Penal (COIP) establecen multas y penas privativas de libertad. Transportar, comercializar o recolectar esta planta sin autorización tiene consecuencias legales.
No se trata solo de castigar, sino de prevenir un daño irreversible. Cada hoja cortada impide la regeneración natural de una especie que crece lentamente. En muchos casos, la tala de la planta para obtener más hojas termina por eliminarla por completo. Así, la amenaza se vuelve permanente.
Tradición arraigada en la Semana Santa de Ecuador
Cada Domingo de Ramos, miles de fieles ecuatorianos conmemoran la entrada de Jesús a Jerusalén con ramos de Palma de Cera en mano. La Palma de Cera se ha convertido en símbolo de fe en la Semana Santa, pero también de peligro ambiental. La campaña busca que esa devoción no se convierta en destrucción.
Los voceros del Ministerio del Ambiente insisten en que transformar esta práctica no significa perder su esencia. Usar materiales alternativos, de origen sostenible, permite continuar con el rito. A su vez, refuerza el mensaje cristiano de respeto por la creación y el entorno natural.