Una alimentación equilibrada y adaptada es clave para mayores de 40 años, según investigaciones publicadas en 2023 y 2024, lideradas por organismos internacionales, presentadas este año en plataformas científicas, aplicables en cualquier país, para prevenir enfermedades crónicas y mantener la salud.
La alimentación después de los 40 años requiere ajustes específicos debido a cambios metabólicos y hormonales, según estudios recientes. El informe Panorama Regional de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición 2024 de la FAO, publicado en noviembre de 2024, señala que 182,9 millones de personas en América Latina y el Caribe no acceden a una dieta saludable, con un costo promedio de 4.56 dólares diarios por persona, el más alto del mundo. Este estudio destaca la importancia de priorizar alimentos nutritivos para combatir la malnutrición y el sobrepeso, que afecta al 29,9% de los adultos en la región.
Por su parte, el estudio Evaluando las principales tendencias en nutrición del Centro de Estudios en Nutrición con sede en Estados Unidos, publicado en diciembre de 2023, subraya que las dietas sostenibles y personalizadas ganan relevancia. Recomienda incluir alimentos ricos en fibra, como legumbres y cereales integrales, y reducir azúcares procesados para mejorar la salud intestinal, crucial después de los 40.
Recomendaciones basadas en evidencia
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) sugiere aumentar el consumo de frutas, verduras y proteínas magras. Entre estas el pescado o pollo, para cubrir necesidades calóricas que disminuyen con la edad. El estudio indica que el 27,7% de la población regional no accede a dietas saludables, lo que resalta la necesidad de opciones accesibles. Además, aconseja limitar grasas saturadas y sodio para prevenir hipertensión y diabetes, enfermedades prevalentes en este grupo etario.
El Centro de Estudios en Nutrición enfatiza la fibra como un nutriente esencial. Los adultos, mayores de 40 años, deben consumir entre 25 y 30 gramos diarios, según sus datos, provenientes de fuentes como avena, lentejas y frutas frescas. Esto ayuda a regular el colesterol y el peso, factores de riesgo que aumentan con la edad.
Voz experta en alimentación
La nutricionista María Fernández, del Instituto de Salud Pública de Chile, afirma: «A partir de los 40, el cuerpo necesita más nutrientes específicos, como calcio y vitamina D, presentes en lácteos bajos en grasa y vegetales verdes, para mantener huesos fuertes y evitar deficiencias». Este enfoque coincide con las tendencias globales de nutrición personalizada, que buscan adaptar la dieta a las condiciones individuales.
Ambos estudios coinciden en que la obesidad y el sobrepeso, que afectan a 34.4% de los adultos en Mesoamérica, pueden mitigarse con una alimentación consciente. La educación nutricional y el acceso a alimentos frescos son clave para implementar estas recomendaciones.
Impacto a largo plazo
La combinación de estos hallazgos apunta a un cambio en los hábitos alimenticios globales. Reducir ultraprocesados y priorizar alimentos integrales no solo beneficia la salud individual, también apoya la sostenibilidad, un tema relevante en 2025. Estos ajustes en la alimentación son fundamentales para envejecer con bienestar.