El decomiso y detención de personas por tráfico de combustible exponen un lucrativo negocio que financia al narcotráfico y genera millonarias pérdidas al Estado. El pasado 31 de marzo de 2025, la Policía y la Armada del Ecuador interceptaron tres embarcaciones cargadas con 2.552 galones de combustible ilegal en aguas de Manta, provincia de Manabí, deteniendo a nueve tripulantes.
En la madrugada del 31 de marzo, las aguas frente a Manta se convirtieron en escenario de un nuevo golpe contra el tráfico de combustible. Se interceptaron tres embarcaciones, detectadas por radares de la Armada, tras una persecución coordinada con la Policía.
A bordo, las autoridades hallaron 2.552 galones de hidrocarburos, valuados en más de $25,000 en el mercado ilícito, donde cada galón se cotiza entre $8 y $10 dólares. A los nueve tripulantes, cuya identidad no ha sido revelada, los aprehendieron y los trasladaron a la Unidad de Vigilancia Comunitaria (UVC) hasta la audiencia.
El operativo no es un hecho aislado. Durante marzo, las fuerzas del orden intensificaron sus acciones en la costa manabita, una región tomada por el tráfico marítimo ilegal. El 22 de marzo, otro despliegue conjunto incautó 3.200 galones y detuvo a 14 personas frente a las costas de la ciudad. Semanas antes, el 13 de marzo, en San Mateo, la Armada decomisó 3.700 galones. Ese día arrestaron a 13 tripulantes, dos de ellos con antecedentes por homicidio y narcotráfico.
Un patrón delictivo en ascenso
La Policía informó que estos casos evidencian una estructura delictiva consolidada. Según investigaciones, el combustible ilícito se destina principalmente a redes de narcotráfico. Estos lo utilizan para abastecer lanchas rápidas en rutas de cocaína hacia Centroamérica y más allá.
En altamar, el precio del galón triplica el valor oficial subsidiado en Ecuador, fijado en $2,46, lo que genera ganancias exorbitantes para los traficantes. Solo en el decomiso del 31 de marzo, los 2.552 galones representan una pérdida potencial de $6,278 para el subsidio estatal, pero un ingreso de hasta $25,520 para los delincuentes que trafican combustible.
Petroecuador reportó en diciembre de 2024 que, entre 2022 y octubre de ese año, el robo de hidrocarburos causó pérdidas acumuladas de $215,1 millones. En Manabí, el poliducto La Libertad-Manta ha sido un blanco recurrente, con perforaciones clandestinas que generaron pérdidas estimadas en $56 millones en los últimos tres años. A nivel nacional, las Fuerzas Armadas y la Policía han decomisado más de 30,000 galones en lo que va de 2025, según datos oficiales hasta marzo.
Contexto histórico y regional
El tráfico de combustible en Ecuador no es un fenómeno nuevo. Desde la década de 2010, las autoridades han enfrentado redes que explotan los subsidios estatales para desviar hidrocarburos hacia mercados ilegales. En Manabí, la cercanía con rutas marítimas internacionales y la porosidad de sus costas la convierten en un punto caliente.
La conexión con el narcotráfico también tiene raíces profundas. Estudios de la Policía revelan que el combustible ilícito es un eslabón clave en la logística del tráfico de drogas, especialmente en el Pacífico, donde Ecuador se ha consolidado como un corredor estratégico para el envío de cocaína a mercados globales.
El decomiso del 31 de marzo forma parte de un plan para desarticular estructuras delictivas en la costa, según la Armada. Los nueve detenidos en Manta aguardan una audiencia de formulación de cargos en los próximos días, donde las evidencias —incluidos los galones incautados y registros de navegación— serán presentadas ante un juez.
Aunque no se han divulgado detalles sobre los tripulantes, la Policía indicó que algunos podrían tener vínculos con organizaciones más amplias.
A pesar de los decomisos, el tráfico de combustible persiste. Los 30,000 galones incautados en 2025 hasta marzo representan solo una fracción del volumen que se estima circula en el mercado ilícito.