En un contundente revés para el proyecto político del presidente Javier Milei, la coalición peronista Fuerza Patria se impuso con más de 13 puntos sobre La Libertad Avanza (LLA) en las recientes elecciones legislativas de la provincia de Buenos Aires, el distrito electoral más grande de Argentina.
Este resultado reconfigura el mapa del poder legislativo provincial y envía una potente señal de alerta al gobierno de Milei.
Al respecto, compartiré con ustedes mi análisis de esta derrota, que sobrepasa los números y se sumerge en las características intrínsecas de la política y la sociedad argentina: su carácter pendular, la sociedad hipermovilizada, el factor del “outsider” y la urgencia de soluciones de corto plazo y la memoria de crisis económica recurrente (voto económico).
La historia electoral argentina está marcada por una “condición pendular”, donde el electorado oscila entre proyectos políticos antagónicos en busca de soluciones a crisis recurrentes, que no necesariamente implica una adhesión ideológica profunda, sino más bien una reacción pragmática a las condiciones de vida. El triunfo de Milei en 2023 fue la expresión más clara de un “voto bronca” contra la clase política tradicional, encarnada en ese momento por el peronismo.
La sociedad argentina se caracteriza por ser “hipermovilizada”, no se limita a la jornada electoral, es un estado de alerta y reacción constante de la sociedad civil frente a las embestidas de la política y la economía. En ese contexto, las medidas de ajuste económico, el giro cultural conservador, los escándalos de corrupción y el estilo confrontativo permanente del gobierno libertario generaron un malestar palpable que fue canalizado por las estructuras territoriales del peronismo, factor determinante en el resultado, por cierto, subestimado por el oficialismo.
Javier Milei construyó su carrera política desde la posición del “outsider”, un economista disruptivo que venía a demoler el “statu quo”. Esta postura le granjeó un masivo apoyo popular. Sin embargo, una vez en el poder, el rol del outsider presenta nuevos y complejos desafíos. La misma retórica antipolítica que lo catapultó a la presidencia ahora le dificulta la construcción de consensos para la gobernabilidad y la gobernanza de las complejidades estatales.
La derrota en Buenos Aires exhibe la vulnerabilidad de un proyecto político personalista que muestra dificultades para consolidar una estructura partidaria sólida y para dar respuestas efectivas a las demandas de la población. El revés electoral obliga a Milei y a La Libertad Avanza a una profunda autocrítica y a reevaluar su estrategia, enfrentando la disyuntiva de moderar su discurso y abrir canales de diálogo o profundizar su actual rumbo, con el riesgo de acentuar el descontento social y acelerar el movimiento pendular del electorado en su contra.