Tener un hijo por primera vez representa un cambio trascendental en la vida de una pareja, no solo en lo emocional, sino también en lo económico. Aunque muchas familias planifican los gastos médicos, ropa y pañales, existen múltiples costos ocultos —o “gastos invisibles”— que impactan directamente la economía familiar y que muchas veces no son considerados antes de dar el paso a la maternidad o paternidad.
Expertos en planificación financiera y salud familiar coinciden en que, además de los gastos básicos, las parejas primerizas deben prepararse para asumir costos adicionales relacionados con salud no cubierta, transporte, artículos innecesarios y pérdida de ingresos por licencias o cambios laborales.
Salud adicional y controles no previstos
Aunque los controles prenatales suelen estar cubiertos por el sistema de salud pública o los seguros médicos, muchas parejas optan por realizar ecografías particulares, análisis genéticos o consultas con especialistas, que no siempre son asumidos por el seguro. Estas decisiones, aunque voluntarias, responden al deseo de garantizar el bienestar del bebé y pueden sumar entre $200 y $500 durante el embarazo.
A ello se suman gastos postnatales no planificados, como consultas pediátricas fuera de cobertura, vacunas no incluidas en el esquema público o terapias recomendadas por especialistas, como estimulación temprana.
Transporte, adecuaciones y logística diaria
Otro rubro que suele pasar desapercibido es el del transporte. La necesidad de acudir con frecuencia a centros médicos, especialmente si no están cerca del hogar, implica un gastado sostenido en movilidad particular, taxis o gasolina. Para las familias que dependen del transporte público, el aumento en el número de viajes también representa un costo adicional.
Además, muchas parejas deben hacer adecuaciones en su vivienda. Es decir, desde comprar una cuna hasta adquirir un cochecito, silla para el auto, bañera, extractor de leche, cámaras de vigilancia y otros dispositivos. Estos, aunque no siempre esenciales, suelen adquirirse por presión social o consejos externos.
Pérdida de ingresos y cambios laborales
Uno de los impactos económicos más significativos, aunque poco visible, es la reducción de ingresos por parte de alguno de los miembros de la pareja. En muchos casos, uno de los dos decide pausar su actividad laboral para cuidar del bebé durante los primeros meses. Si no existe una licencia remunerada adecuada o si se trabaja de forma independiente, esta pausa puede representar una pérdida mensual de entre $400 y $800, según el ingreso promedio en Ecuador.
En el sector informal, donde no existen beneficios laborales como licencias de maternidad o subsidios, el efecto económico puede ser aún mayor.
Marketing dirigido y gastos innecesarios
El mercado de productos para bebés ha crecido de forma acelerada en los últimos años. Según informes internacionales, el sector de artículos infantiles en Latinoamérica mueve más de $2.000 millones anuales, impulsado por la publicidad y la creación constante de nuevos productos.
Esto ha generado una tendencia en la que muchas parejas, por falta de experiencia o bajo presión social, adquieren artículos costosos no esenciales. Es decir, como esterilizadores, calentadores de biberones, muebles especiales, dispensadores automáticos o ropa de marca que el bebé usará por pocos meses.
Recomendaciones para evitar el impacto económico
Especialistas en finanzas personales recomiendan elaborar un presupuesto realista antes del embarazo, que incluya no solo lo básico, sino también un margen para imprevistos. También sugieren evaluar con cuidado cada compra, priorizar lo funcional y optar por productos reutilizables o de segunda mano cuando sea posible.
En Ecuador, algunas iniciativas como talleres de educación financiera para padres primerizos y grupos comunitarios de intercambio de artículos están comenzando a surgir. Esto, como alternativas para reducir los gastos y compartir experiencias entre familias.