Un terremoto de magnitud 8,8 registrado el martes en el extremo oriental de Rusia no dejó víctimas fatales ni daños significativos, según informó el Kremlin. El sismo se produjo en una zona poco poblada del mar de Ojotsk, y los sistemas de monitoreo sísmico permitieron emitir alertas oportunas, lo que, de acuerdo con las autoridades rusas, contribuyó a evitar consecuencias humanas.
Sismo fuerte, pero lejos de zonas densamente pobladas de Rusia
De acuerdo con el Servicio Geofísico de Rusia, el sismo ocurrió a las 14:42 hora local del martes 29 de julio, con epicentro a unos 170 kilómetros al sureste de la ciudad de Severo-Kurilsk, en las islas Kuriles. El fenómeno fue registrado a una profundidad de 320 kilómetros, lo cual, según expertos, habría reducido significativamente su impacto en la superficie.
El Ministerio de Situaciones de Emergencia ruso confirmó que no se emitió alerta de tsunami, debido a las características del movimiento telúrico. Además, se indicó que no se reportaron daños estructurales ni interrupciones de servicios básicos en la región.
El Kremlin destacó la rápida respuesta del sistema de monitoreo nacional y la baja densidad de población en la zona como factores determinantes para el saldo sin víctimas.
Reacción oficial: “El sistema funcionó como debía”
En declaraciones ofrecidas a medios estatales, Dmitri Peskov, portavoz presidencial, indicó que el sismo fue analizado por los servicios geológicos y de protección civil “con precisión y en tiempo real”, lo que permitió activar protocolos de emergencia y evaluar la amenaza de forma inmediata.
“La situación está bajo control y no se registraron muertes ni heridos. El sistema funcionó como debía”, afirmó Peskov.
Según las autoridades, las fuerzas de defensa civil realizaron recorridos en los sectores más cercanos al epicentro, sin identificar daños ni necesidad de evacuación.
Características geológicas clave para entender el impacto
Especialistas del Instituto de Física de la Tierra señalaron que la gran profundidad del epicentro atenuó las ondas sísmicas antes de llegar a la superficie, lo que explicaría la ausencia de destrucción visible pese a la magnitud del evento.
“Los terremotos en el mar de Ojotsk son frecuentes, pero cuando ocurren a gran profundidad, su energía se disipa antes de alcanzar estructuras o poblaciones”, explicó el geofísico Anatoli Romanenko a la agencia TASS.
Este tipo de eventos, conocidos como terremotos intraplaca profundos, pueden ser sentidos en zonas muy amplias sin causar daños, un fenómeno ya documentado en esta región del planeta.
Contexto sísmico del extremo oriental de Rusia
La región afectada por el sismo forma parte del Cinturón de Fuego del Pacífico, una zona de alta actividad sísmica y volcánica. Las islas Kuriles, en particular, se ubican en el límite entre la placa tectónica del Pacífico y la placa de Okhotsk, lo que las hace propensas a movimientos telúricos frecuentes.
A pesar de ello, la mayoría de los sismos que afectan esta región no provocan víctimas, debido a la baja densidad de población y la preparación técnica de los sistemas de monitoreo y alerta sísmica rusos.
Monitoreo y vigilancia continúan
El Centro Sismológico del Lejano Oriente mantiene vigilancia continua sobre la actividad sísmica en la región, y no se descartan réplicas menores en los próximos días. No obstante, el Ministerio de Emergencias aseguró que no existen riesgos actuales para la población.
Por su parte, el gobierno regional de Sajalin emitió un comunicado donde reafirma su compromiso con la prevención de riesgos y recordó a la población seguir los protocolos establecidos en caso de sismo.
En resumen, el terremoto del 29 de julio en el mar de Ojotsk representa un caso notable de un evento geológico de gran magnitud sin consecuencias humanas, gracias a una combinación de factores geográficos, tecnológicos y organizativos.