Hace dos años y cuatro meses, los feligreses de la ciudadela Primero de Mayo en Portoviejo vieron demolida su capilla San José Obrero por la construcción de una arteria vial que conecta las avenidas Manabí y Reales Tamarindos. Desde entonces, la comunidad católica espera la promesa de un nuevo templo, sin que el proyecto se concrete por disputas entre la Arquidiócesis de Portoviejo y el municipio local.
Comunidad sin templo, pero con fe intacta
Actualmente, cerca de 200 niños reciben catequesis en el Palacio del Gobierno de Negros, ubicado dentro de la misma ciudadela. Ese lugar también acoge las eucaristías dominicales que se celebraban anteriormente en la capilla demolida. A pesar del tiempo transcurrido, los feligreses mantienen su compromiso con las actividades religiosas, mientras aguardan por una solución concreta.
Narcisa Carranza, coordinadora de la catequesis, afirma que el proceso está entrampado entre el Municipio de Portoviejo y la Arquidiócesis. “Hablamos con el alcalde y nos dijo que dependía de la curia. Pero el obispo nos dijo que el problema lo tiene el municipio, que no agilita los trámites”, relató. Según Carranza, este año se reunió con Monseñor Eduardo Castillo durante una jornada zonal, sin obtener respuestas definitivas.
Acercamientos estancados y ofertas incumplidas
En 2022, autoridades eclesiásticas y municipales acordaron reubicar la capilla dentro de la misma ciudadela. La intención era compensar la pérdida del templo por la expropiación que permitió construir una calle entre las avenidas Manabí y Reales Tamarindos. Monseñor Castillo aseguró entonces que la nueva ubicación debía garantizar atención a los fieles en el mismo sector o uno muy cercano.
Sin embargo, promesas como la entrega de un terreno junto al exaeropuerto o frente a Reales Tamarindos no se han concretado. Gustavo Tabango, feligrés y habitante del sector, lamenta la falta de cumplimiento. “Por malos entendidos con las autoridades, no se construyó nada. Ofrecieron terrenos, pero por intereses particulares no se cumplió”, afirmó.
La comunidad ha realizado plantones, ha enviado cartas y mantiene la presión social, pero no ha logrado resultados. La actual propuesta es un predio cercano al centro recreacional Aventura Sports Club, pero sigue sin avances concretos.
Reuniones sin resultado y festividades desplazadas
El valor simbólico de la capilla para el barrio Primero de Mayo va más allá del espacio físico. Ahí nacieron las festividades religiosas en honor a San Pedro y San Pablo, las cuales hoy deben celebrarse en otros sectores, lo que debilita la identidad comunitaria. “Queremos que vuelvan al lugar donde se originaron”, insiste Tabango.
Las conversaciones entre la Arquidiócesis y la Empresa Pública Portovivienda continúan, pero no hay una fecha clara de resolución. Este medio intentó conocer avances con la arquidiócesis, sin éxito. Se conoció que este jueves podría realizarse una nueva reunión.
Mientras tanto, la comunidad insiste en que la fe no se ha perdido, pero que urge una solución definitiva. “Siempre les digo que no nos dispersemos, que sigamos unidos”, remarcó Carranza. La espera, sin embargo, se hace cada vez más pesada para quienes ven cómo pasan los años sin una respuesta.