Las condiciones económicas actuales están incidiendo directamente en la decisión de las familias ecuatorianas sobre tener más hijos. Factores como el aumento en el costo de vida, el acceso limitado a servicios básicos y la inestabilidad laboral afectan la capacidad de los hogares para planificar una familia numerosa.
Esta tendencia ha sido confirmada por especialistas en demografía y economía familiar, quienes señalan que el entorno económico influye de manera determinante en las decisiones reproductivas. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), la tasa global de fecundidad en Ecuador se redujo de 2,7 hijos por mujer en 2001 a 2,1 en 2022, acercándose al nivel de reemplazo poblacional.
Menor número de hijos por hogar
La disminución de la natalidad responde en parte a una percepción creciente de inseguridad económica. Familias jóvenes priorizan la estabilidad financiera, la vivienda y el empleo formal antes de considerar ampliar la familia. “El costo de criar un hijo hasta los 18 años puede superar los USD 20.000, considerando salud, educación, vestimenta y alimentación”, explica Ricardo García, economista.
El aumento sostenido de precios en servicios básicos y productos esenciales también ha modificado las prioridades de muchos hogares. Por ello, muchos suelen quedarse con uno solo, manifiesta el economista.
Empleo e informalidad como factores clave
Otro aspecto relevante es el acceso al empleo. Según datos del INEC, el 51 % de la población ocupada en Ecuador en 2024 trabajó en condiciones de informalidad, lo que limita la posibilidad de acceder a seguridad social, licencias de maternidad o servicios de salud estables para madres e hijos.
“Las parejas prefieren esperar a tener una fuente de ingreso fija o formal antes de pensar en otro hijo. La informalidad representa un riesgo para planificar a largo plazo”, manifiesta la psicóloga Vanessa Armendáriz. Esta realidad afecta sobre todo a jóvenes entre 25 y 35 años, grupo etario que tradicionalmente lideraba la planificación familiar.
Cambios culturales y planificación
Además de las condiciones económicas, el acceso a métodos anticonceptivos y la educación sobre planificación familiar han influido en la reducción del número de hijos por hogar. El Ministerio de Salud Pública reporta que en 2023 el 72 % de mujeres en edad fértil usaban algún método de control de natalidad, lo que refleja una mayor autonomía en las decisiones reproductivas.
El entorno urbano también juega un papel importante. En ciudades como Quito, Cuenca y Guayaquil, donde el costo de vida es más elevado, se observa una mayor tendencia a familias con uno o dos hijos. En contraste, en áreas rurales, donde prevalecen modelos familiares tradicionales, las tasas de fecundidad siguen siendo ligeramente más altas, aunque en descenso.
Proyecciones y políticas públicas
La tendencia a reducir el número de hijos por hogar está alineada con las proyecciones del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), que estima que Ecuador alcanzará una tasa de fecundidad inferior a 2,0 en los próximos cinco años, si se mantienen las actuales condiciones económicas y sociales.
Ante este panorama, expertos recomiendan fortalecer las políticas públicas de protección social, acceso a servicios de salud reproductiva y empleo digno. Esto, para que las familias puedan tomar decisiones informadas y sostenibles.
Decisiones que reflejan el entorno
En suma, la economía familiar es un factor decisivo a la hora de considerar tener más hijos. Los hogares en Ecuador enfrentan desafíos financieros que condicionan sus aspiraciones de crecer como familia. Aunque las motivaciones personales varían, la estabilidad económica se posiciona como un elemento central en la planificación del futuro.