Decidir entre comprar o arrendar una vivienda en Ecuador es una elección que va más allá de lo económico, influida por el contexto económico, las opciones de financiamiento y las prioridades personales. En 2025, con tasas de interés competitivas y programas como los de Vivienda de Interés Social (VIS) y Vivienda de Interés Público (VIP), los ecuatorianos enfrentan un panorama inmobiliario dinámico, pero marcado por desafíos como la inflación, el sobreendeudamiento y la incertidumbre política. Esta decisión requiere un análisis cuidadoso para equilibrar estabilidad, flexibilidad y bienestar financiero.
Panorama inmobiliario en Ecuador
El mercado inmobiliario ecuatoriano ofrece oportunidades a través de programas como el crédito hipotecario “Vivienda Premier” del BIESS, que en 2025 brinda una tasa fija del 4,99% anual, plazos de hasta 25 años y financiamiento de hasta USD 50.000 para personas sin vivienda propia.
Según el consultor económico Ismael Vélez, los proyectos VIS y VIP facilitan el acceso a la vivienda para familias de ingresos medios y bajos. Sin embargo, factores como el bajo poder adquisitivo, la violencia y la inestabilidad política limitan la demanda y la confianza en nuevos proyectos.
Ventajas y desventajas de comprar
Comprar una vivienda ofrece estabilidad, construcción de patrimonio y la posibilidad de dejar una herencia. David Rodríguez, propietario desde hace más de una década, destaca: “Con lo que pagaría en alquiler, cubrí mi hipoteca y ahora tengo mi casa”.
Sin embargo, implica compromisos financieros a largo plazo, gastos adicionales como seguros e impuestos, y el riesgo de depreciación. Expertos en el mercado inmobiliario recomiendan aportar una entrada significativa para reducir las cuotas mensuales y destinar no más del 30-35% de los ingresos al pago de la hipoteca, dejando margen para otros gastos esenciales.
Beneficios y limitaciones del arriendo
Arrendar proporciona flexibilidad, ideal para quienes tienen ingresos variables o necesitan movilidad. María Fernanda Mora, quien ha arrendado por 15 años, valora poder adaptarse a cambios laborales o financieros: “He cambiado a casas más baratas cuando lo necesitaba”.
No obstante, el arriendo no genera patrimonio, y los inquilinos enfrentan riesgos como aumentos de renta o no renovación del contrato. Además, no permite realizar modificaciones significativas en la vivienda sin autorización del propietario.
Factores clave para decidir
Camilo Cevallos, economista, subraya la importancia de las tasas de interés, que en el sector privado oscilan entre 7,5% y 9%, frente al 5% del BIESS para viviendas sociales. La inflación, que encarece los materiales de construcción, también influye, aunque una hipoteca a tasa fija protege contra el alza de precios.
Un caso práctico ilustra la decisión: una pareja con ingresos de USD 1.500 mensuales pagaría USD 400 por un arriendo o entre USD 350-380 por una hipoteca de USD 50.000 a 25 años, incluyendo seguros e impuestos. Comprar construye patrimonio, pero arrendar ofrece mayor liquidez, señala el economista.
Checklist para una decisión informada
Antes de decidir, los expertos recomiendan analizar varias opciones como: estabilidad laboral, fondo de emergencia, planes de residencia a largo plazo, capacidad para gastos adicionales y preferencias entre estabilidad y flexibilidad. “La libertad financiera depende del momento de vida”, afirma.
En un contexto de reactivación económica y cambios políticos, comprar puede ser ideal para quienes buscan patrimonio, mientras que arrendar beneficia a quienes priorizan movilidad. La clave es informarse, simular escenarios y alinear la decisión con metas personales y familiares, agregan los expertos.