Investigación descarta la caza humana como causa de la extinción de los tigres dientes de sable

Un estudio de UNICAMP revela que la extinción de los tigres dientes de sable comenzó hace millones de años por la pérdida progresiva de presas, no por la caza humana.
Investigación descarta la caza humana como causa de la extinción de los tigres dientes de sable.
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Investigación descarta la caza humana como causa de la extinción de los tigres dientes de sable.

Pedro Vargas

Redacción ED.

Pedro Vargas

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Nacido en Junín. “Mis inicios” en el periodismo, ocurrieron en la sala de mi casa, leyéndole e... Ver más

En 2025, investigadores de la Universidad Estatal de Campinas (UNICAMP) en Brasil publicaron dos estudios que señalan que la extinción de los tigres dientes de sable. Esta ocurrió hace unos 11.000 años. Fue causada por la pérdida progresiva de presas en América del Norte y Eurasia, descartando la caza humana como factor principal.

Un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Campinas (UNICAMP), liderado por João Nascimento y supervisado por Mathias Pires. El estudio se publicó en 2025 dos estudios en las revistas Journal of Evolutionary Biology y Evolution. Estos desafían la idea de que los tigres dientes de sable (género Smilodon) se extinguieron por la caza humana o eventos catastróficos al final del Pleistoceno.
Los análisis, basados en datos fósiles, estimaciones de tamaño corporal y registros climáticos de América del Norte y Eurasia durante los últimos 20 millones de años. Estos indican que el declive de los tigres comenzó hace seis millones de años debido a la disminución de la diversidad de sus presas.

Cambios ambientales y pérdida de presas

El estudio destaca que los tigres dientes de sable, conocidos por sus caninos alargados de hasta 28 centímetros, eran depredadores especializados en cazar grandes herbívoros. Entre ellos mamuts, bisontes y perezosos gigantes. La reducción de estas presas, causada por cambios ambientales y la competencia con otros depredadores, desencadenó un proceso de extinción gradual. João Nascimento, autor principal, explicó: “Nuestro estudio muestra que las extinciones de algunas especies de tigres dientes de sable ocurrieron en momentos en que la diversidad de presas era menor.”

Los investigadores analizaron cómo los cambios climáticos y de vegetación afectaron a los ecosistemas del Pleistoceno. Hace seis millones de años, el clima se volvió más árido, favoreciendo la expansión de praderas y reduciendo los bosques. Esto benefició a los rumiantes adaptados a pastos, pero perjudicó a herbívoros especializados en hojas, como los antilocápridos. Un grupo que en el pasado era mucho más diverso en América del Norte y hoy está representado solo por el berrendo (Antilocapra americana).

La disminución de estos herbívoros redujo las fuentes de alimento de los tigres dientes de sable, que dependían de presas grandes debido a su fisiología especializada. Sus colmillos frágiles y su método de caza, que consistía en derribar presas con sus fuertes extremidades anteriores y morder arterias vitales, los hacían menos eficientes para cazar presas pequeñas y rápidas. Mathias Pires, coautor del estudio, señaló: “Los cambios en el medio ambiente tuvieron un impacto indirecto en las extinciones de diferentes especies de tigres dientes de sable al reducir la disponibilidad de presas.”

Competencia y efectos en cascada

El estudio también examinó las interacciones ecológicas entre depredadores y presas. La aparición de depredadores más veloces, como el guepardo americano (Miracinonyx), ejerció presión sobre los antilocápridos, forzándolos a desarrollar mayor velocidad para sobrevivir. Al mismo tiempo, la competencia con proboscídeos, antecesores de los elefantes, desplazó a subfamilias como los Merycodontinae de sus hábitats boscosos, reduciendo aún más la disponibilidad de presas para los tigres dientes de sable. Estos efectos en cascada ilustran cómo la interacción entre especies puede influir en patrones evolutivos a largo plazo.

El aumento de la diversidad de depredadores, combinado con la pérdida de herbívoros, creó un entorno cada vez más hostil para los tigres dientes de sable. Su especialización en la caza los hizo vulnerables a estos cambios. El segundo estudio, publicado en Evolution, encontró que la diversidad de félidos también contribuyó a la extinción de los antilocápridos. Esto muestra una relación bidireccional entre depredadores y presas que amplificó el declive de ambos grupos.

Desafíos a teorías previas

Durante décadas, los científicos atribuyeron la extinción de los tigres dientes de sable a la caza humana o al cambio climático al final de la Edad del Hielo. Esta ocurriò hace unos 11.000 años, cuando la megafauna del Pleistoceno desapareció. Sin embargo, el equipo de UNICAMP sostiene que este proceso comenzó mucho antes, hace seis millones de años, y no fue un evento repentino.

Estudios previos, como uno realizado en 2012 por la Universidad de Vanderbilt, analizaron el desgaste dental de fósiles de Smilodon en los depósitos de alquitrán de La Brea, California, y no encontraron evidencia de que los tigres recurrieran a comer huesos por escasez de presas, lo que contradice la hipótesis de hambruna. En cambio, el análisis de UNICAMP sugiere que la pérdida de presas fue un proceso lento y acumulativo, no necesariamente vinculado a un aumento en el consumo de cadáveres.

Implicaciones para la actualidad

Más allá de reescribir la historia de los tigres dientes de sable, los estudios de UNICAMP ofrecen lecciones para el presente. Los investigadores advierten que las extinciones no suelen ser eventos aislados, sino el resultado de procesos complejos que alteran los equilibrios ecológicos. La destrucción de hábitats, la sobreexplotación de recursos y la introducción de especies invasoras están generando dinámicas similares en la actualidad, amenazando la biodiversidad global.

Mathias Pires destacó: “La gran contribución de este conjunto de estudios es presentar la idea de que la interacción entre depredadores y presas puede tener un efecto en los grandes patrones evolutivos.” Este enfoque resalta la importancia de preservar las relaciones ecológicas para evitar efectos en cascada que puedan llevar a colapsos ecosistémicos.

Metodología rigurosa

El equipo de UNICAMP utilizó una combinación de datos fósiles. También estimaciones de tamaño corporal y registros climáticos para reconstruir la evolución de los tigres dientes de sable y sus presas durante 20 millones de años. Los análisis incluyeron restos de Smilodon y otros félidos en América del Norte y Eurasia, así como de herbívoros como los antilocápridos.

El primer estudio, publicado en Journal of Evolutionary Biology, se centró en la historia evolutiva de los tigres dientes de sable. Mientras que el segundo, en Evolution, exploró cómo la diversidad de depredadores afectó a los antilocápridos. Ambos trabajos destacan la importancia de las interacciones ecológicas en los procesos de extinción.

Un legado paleontológico

Los tigres dientes de sable, que aparecieron en América del Norte hace 12 millones de años y en Eurasia hace 14 millones de años, llegaron a incluir hasta ocho especies en su apogeo. Sin embargo, su diversidad comenzó a declinar hace seis millones de años. Estabilizándose en cinco especies antes de su extinción final en el Holoceno, hace 11.700 años.

El hallazgo de fósiles en yacimientos como Rancho La Brea en California y otros en América del Sur ha permitido a los científicos estudiar su fisiología y comportamiento. Los Smilodon eran robustos, con un peso de hasta 400 kg en la especie Smilodon populator, y sus colmillos alargados los hacían ideales para cazar presas grandes, pero vulnerables a los cambios en la disponibilidad de estas.

Una advertencia para el futuro

El trabajo de UNICAMP no solo esclarece las causas de la extinción de los tigres dientes de sable, sino que también subraya la fragilidad de los ecosistemas. La pérdida de biodiversidad actual, impulsada por actividades humanas, podría desencadenar efectos similares a los que acabaron con estos depredadores prehistóricos. Los autores instan a proteger las interacciones ecológicas para evitar consecuencias irreversibles en los sistemas naturales. Los resultados de esta investigación han sido difundidos por medios, destacando su relevancia tanto para la paleontología como para la conservación ambiental. (27)

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