Manabí requiere con urgencia una hoja de ruta unificada. Los actores políticos y autoridades locales deben dejar de lado agendas fragmentadas y diseñar, en conjunto, un plan de desarrollo con objetivos claros y comunes, que sirva a todos.
Los alcaldes, el prefecto y los asambleístas, así como los líderes ciudadanos, deben actuar con visión regional, coordinando esfuerzos para resolver problemas estructurales que afectan a todo el territorio. Hay que sincronizar esfuerzos y crear sinergias a partir de las aspiraciones comunes, de forma que todos contribuyan a la satisfacción de las necesidades provinciales.
El desarrollo del aeropuerto Eloy Alfaro, el desazolve del estuario del río Chone, la culminación del plan hidráulico de Manabí y un nuevo modelo vial son temas estratégicos que exigen una sola voz y un solo propósito.
Dividir gestiones o competir entre instituciones debilita las posibilidades de atraer inversiones y la merecida atención del Estado. La provincia pierde cuando no hay una dirección definida, sostenida y compartida por todos sus líderes.
La provincia cuenta con recursos, capacidades y potencial. Lo que falta es articulación. Es tiempo de que quienes representa a la comunidad se pongan de acuerdo y establezcan una hoja de ruta común.