El 1 de julio, la Iglesia católica celebra a San Bernardino Realino, jesuita canonizado en 1947 por su labor pastoral y caridad con los necesitados.
Orígenes y vocación
San Bernardino Realino nació el 1 de diciembre de 1530 en Carpi, Italia, proveniente de una familia noble. Hijo de Francisco Realino e Isabel Bellantini, estudió filosofía y medicina en Bolonia, pero cambió a derecho y se graduó en 1556. Fue alcalde de Felizzano y juez, y se destacó por su justicia y generosidad. También donó su salario a los pobres.
En 1564, en Nápoles, un sermón jesuita y una visión de la Virgen María lo llevaron a ingresar a la Compañía de Jesús el 13 de octubre de 1564. Se ordenó sacerdote el 24 de mayo de 1567. Además, sirvió en Nápoles como maestro de novicios, predicó y visitó a esclavos en galeras. En 1574, lo enviaron a Lecce, Apulia, para fundar una casa y colegio jesuita, donde permaneció 42 años.
Labor pastoral de San Bernardino Realino
En Lecce, Bernardino construyó la Iglesia de Jesús en dos años y fue nombrado rector del colegio jesuita en 1580. Dedicó su vida a predicar, confesar y asistir a pobres, enfermos y presos. Fundó una congregación en 1583 para formar sacerdotes diocesanos en teología moral. Su confesonario atrajo a nobles y plebeyos, y su caridad incluyó donar vino a los enfermos.
Su hogar estuvo abierto a los necesitados, y su devoción eucarística inspiró conversiones. En 1610, sufrió una caída que le dejó heridas permanentes. Su sangre, conservada en viales, permaneció líquida tras su muerte, un fenómeno reportado hasta el siglo XIX.
Filosofía y espiritualidad de San Bernardino Realino
La filosofía de Bernardino se basó en la caridad, la humildad y el servicio a Dios. Influido por la espiritualidad ignaciana, vio a Cristo en cada persona, con lo que promovió la reconciliación y la educación espiritual. Su lema, vivir para la “mayor gloria de Dios”, guio su pastoral.
Canonización y reconocimiento
Bernardino fue declarado venerable en 1838 por Gregorio XVI; el 12 de enero de 1896 León XIII lo beatificó, Asimismo, Pío XII lo canonizó el 22 de junio de 1947 tras confirmarse cuatro milagros.
En 1947, Pío XII lo nombró patrono de Lecce. Su santidad se basa en su servicio a los pobres y su labor evangelizadora.
Legado en la Iglesia de San Bernardino Realino
El legado de Bernardino incluyó la fundación de instituciones educativas y caritativas en Lecce. Su trabajo fortaleció la fe durante la Contrarreforma. Se lo recuerda como el “Apóstol de Lecce”, y su ejemplo inspiró a sacerdotes y laicos. Sus reliquias, incluidas las de su sangre líquida, son veneradas, según Santi e Beati.
Contexto histórico
En el siglo XVI, Italia enfrentó divisiones religiosas tras el Concilio de Trento (1545-1563). Los jesuitas, fundados en 1540, lideraron la Contrarreforma.
Bernardino, al renunciar a una carrera legal por la vida religiosa, contribuyó a la renovación espiritual, y se enfocó en la educación y la caridad en Lecce, un bastión católico en el sur de Italia.