El reciente llamado del Gobierno de Estados Unidos a los países de América Latina y el Caribe para que definan su postura frente al conflicto con Irán coloca a la región en una situación de presión política innecesaria.
Ecuador, como Estado soberano, debe actuar con responsabilidad y cautela, manteniéndose neutral, pero firme en su respaldo a la paz y al diálogo.
En un escenario internacional marcado por tensiones geopolíticas, la prudencia es clave. Tomar partido por uno u otro bando no solo polariza el continente, sino que también compromete la posición diplomática de los países que buscan relaciones estables y abiertas con diversas naciones.
Para Ecuador, sumarse a una confrontación ajena significaría poner en riesgo sus esfuerzos por abrir nuevos mercados y afianzar vínculos comerciales. La política exterior debe guiarse por principios, pero también por objetivos concretos que contribuyan al desarrollo nacional.
Lo sensato es que Ecuador haga un llamado a cesar las hostilidades, se abstenga de intervenir en disputas ajenas y promueva el diálogo como vía legítima de resolución de conflictos.
Tomar una postura en favor de la paz, sin alinearse a intereses externos, es una decisión coherente con los valores del país y con su interés en preservar su soberanía y sus oportunidades económicas.