El manabitismo es una manifestación profunda de identidad, pertenencia y orgullo por lo que somos y tenemos como provincia. Es la expresión cultural, histórica y, en ocasiones, política de nuestra querida Manabí.
El amor por nuestras tradiciones, la defensa de nuestra cultura y de los valores ancestrales, la exaltación de nuestra comida típica, el uso del idioma con modismos y expresiones propias, la música tradicional, la forma de vestir, las fiestas populares, la hospitalidad… todos estos son elementos vivos de la identidad cultural del “manaba”.
El manabitismo representa una forma de vida: solidaridad, alegría, y apego a nuestras raíces y costumbres. Una cultura que se refleja en nuestro comportamiento, que se reconoce, se diferencia y se afirma frente al resto del país.
Manabí existe desde mucho antes de la llegada de los españoles. Ya en la época colonial, hacia 1531, hay referencias a Puerto Viejo (hoy Portoviejo). En el siglo XVIII se menciona la zona de Caráquez (actual Bahía de Caráquez), así como Jipijapa y Montecristi. En 1821, con la creación de la Gran Colombia, Manabí formaba parte del Departamento de Guayaquil, y sus límites al norte incluían Muisne y Atacames. Con el tiempo, y ya en la República, la creación de la provincia de Esmeraldas definió los límites actuales.
Los pobladores del norte de Manabí y del sur de Esmeraldas han mantenido vínculos estrechos, tanto comerciales como artesanales, turísticos y, sobre todo, culturales y familiares. Se podría decir que entre ambos territorios no hay fronteras; son parte de un mismo tejido humano y social.
Manabí es Portoviejo, Manta, Montecristi y Jipijapa. Pero también es Pedernales, 10 de Agosto, Cojimíes —donde llegaban los grandes buques en tiempos de la colonia—.
Manabí es Picoazá, La Pila, Charapotó; y también es Tachina, Cheve, Beche, Mache.
Manabí son los Zambrano, los Cedeño, los Alcívar, los Arteaga, los Moreira, los Delgado; pero también los Canchingre, los Napa, los Cagua, los Chere, los Cheme.
Manabí es Alfaro y la revolución liberal; y lo fueron también los montoneros del esmeraldeño Carlos Concha, que en algún momento acamparon en Pedernales.
Manabí es la tejedora; y también son las recolectoras de conchas y los cazadores de cangrejo azul.
Manabí es el atún de Manta; y también la corvina de Cojimíes.
Manabí es la tonga, la salprieta, las hayacas; y también el sancocho de pescado.
Manabí son los dulces y alfajores de Rocafuerte y de Calceta; y también los muchines de Cheve.
Manabí es el rompope y el currincho; y también el coco loco.
Manabí es el pasillo, el pasacalle, el amorfino; y también lo fueron, en su época, ritmos que hoy se consideran esmeraldeños, pero que se bailan sin fronteras entre estas dos provincias hermanas.
¡Que viva Manabí y su alegría montubia!