La Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) organizó la I Mesa Técnica “El Nuevo Ecuador con Inocuidad y Calidad Alimentaria” el 19 de junio de 2025 en Quito, Ecuador, con el objetivo de fortalecer la calidad y seguridad de los productos alimentarios a través del diálogo entre instituciones públicas, la industria y la ciudadanía, en el marco del gobierno del presidente Daniel Noboa.
Diálogo por la calidad alimentaria
Arcsa, en coordinación con Agrocalidad, llevó a cabo la I Mesa Técnica “El Nuevo Ecuador con Inocuidad y Calidad Alimentaria”. Este evento reunió a más de 60 representantes del sector alimentario. La iniciativa subraya el compromiso del Gobierno Nacional por acercar los servicios de regulación sanitaria a los actores productivos. Esto busca garantizar productos de calidad en el mercado y proteger la salud de la población ecuatoriana. El objetivo es construir un Estado participativo.
Avances y herramientas de control
Durante la jornada, el director ejecutivo de Arcsa, Daniel Sánchez, presentó avances clave. Destacó el Programa Nacional de Vigilancia y Control Postcomercialización. Esta iniciativa fortalece el monitoreo continuo de la calidad, seguridad y eficacia de los productos alimenticios. También se abordaron herramientas científicas esenciales. Se discutió la regla de decisión y el principio de incertidumbre. Estos se aplican en los informes del Laboratorio de Referencia de Arcsa. Ambas permiten una evaluación de riesgos alimentarios más precisa. Además, aseguran transparencia y confiabilidad.
Compromiso y visión de futuro
Daniel Sánchez señaló que esta mesa marca un hito importante. Representa la construcción de un nuevo Ecuador. En este contexto, la calidad alimentaria es un compromiso compartido. Involucra al Estado, la industria y la sociedad. Esto garantiza productos seguros para todos. El gobierno del presidente Daniel Noboa ratifica su compromiso. Busca impulsar políticas públicas basadas en evidencia. Fomenta la participación ciudadana y la cooperación interinstitucional. Todo esto fortalece la salud pública. También impulsa el desarrollo productivo. Finalmente, genera confianza en los servicios estatales.