El 20 de junio, la Iglesia católica celebra a San Juan de Matera, a quien canonizaron por su vida ascética y fundación del monasterio benedictino de Pulsano.
Orígenes y vocación
San Juan de Matera, también conocido como Juan de Pulsano, nació en 1070 en Matera, en el Reino de Nápoles, Italia. Desde niño mostró inclinación por la vida religiosa y soñó con ser ermitaño. En su juventud trabajó como pastor al servicio de un monasterio en Taranto, pero su rigor incomodó a los monjes, quienes lo expulsaron. Peregrinó por Calabria, Sicilia y Ginosa, donde buscó un lugar para vivir en soledad y oración.
En Ginosa, tras una visión de San Pedro, reconstruyó una iglesia dedicada al apóstol en 1100. Sin embargo, lo acusaron de ocultar un tesoro, por esta razón lo arrestaron y encarcelaron en Capua. Tras escapar, se unió brevemente a la comunidad de San Guillermo de Vercelli, pero un incendio destruyó el monasterio, así que continuó su peregrinación.
Fundación de Pulsano
En 1129, Juan fundó el monasterio benedictino de Santa María de Pulsano, en Monte Gargano, cerca de Foggia, donde se convirtió en el primer abad. La comunidad siguió una regla benedictina estricta.
Bajo su liderazgo, el monasterio atrajo numerosos discípulos y se convirtió en un centro de espiritualidad. Juan también predicó en Bari, donde sus sermones conmovieron a las multitudes, aunque enfrentó acusaciones de herejía por envidia, de las que fue absuelto.
Filosofía y espiritualidad de San Juan de Matera
La filosofía de San Juan se basó en la austeridad, la oración y la obediencia a Dios. Inspirado por los Padres del Desierto, practicó penitencias severas y vivió en pobreza extrema.
Su espiritualidad enfatizó la soledad como medio para alcanzar la unión con Dios, pero también la importancia de la comunidad monástica para sostener la fe. Su vida reflejó un equilibrio entre contemplación y acción apostólica.
Canonización y reconocimiento de San Juan de Matera
Aunque no documentaron su canonización formal, la Iglesia aprobó su culto. Es venerado como patrono de Matera y de los monjes benedictinos de Pulsano. Sus restos, que originalmente estuvieron en la Abadía de Santa María de Pulsano, fueron trasladados a la Catedral de Matera en el siglo XIX.
Legado en la Iglesia de San Juan de Matera
El legado de San Juan incluyó la fundación de la Congregación de Pulsano, que influyó en el monacato benedictino del sur de Italia. Su ejemplo de vida inspiró a generaciones de monjes.
La Catedral de Matera conserva su memoria con reliquias y frescos. Su vida refleja la búsqueda de santidad en tiempos de desafíos eclesiásticos.
Contexto histórico
En el siglo XII, el sur de Italia vivió bajo el dominio normando, con tensiones entre la Iglesia latina y la bizantina. El monacato benedictino buscó contrarrestar la relajación espiritual.
San Juan, con su fundación de Pulsano, contribuyó a este movimiento, con lo que promovió una vida monástica rigurosa en un período de transición.