El 22 de agosto de 2017, Pedro, un bebé de tres meses, murió en Río Cuarto, Córdoba-Argentina, víctima del Síndrome del Bebé Sacudido. Su padre, Gonzalo Gambero, está imputado por homicidio calificado, pero el caso, tras seis años, aún espera juicio.
La tarde del 22 de agosto de 2017, Lucrecia Piñeiro recibió una llamada que cambió su vida para siempre. Esperaba regresar a su hogar en Río Cuarto, Córdoba, para reunirse con su bebé Pedro, de apenas tres meses. Pero en ese momento, le informaron que debía presentarse urgentemente en la guardia del Hospital de Río Cuarto. El bebé había fallecido. “Mi hijo era sano y estaba súper controlado. Nunca creí que pudiera haber sido una muerte natural”, relata Lucrecia a TN, en una declaración que refleja su dolor y sospecha inicial.
En el hospital, una asistente social comunicó a Lucrecia y a su expareja, Gonzalo Gambero, que el cuerpo del bebé presentaba signos de violencia. Los diagnósticos preliminares descartaron la muerte súbita y confirmaron un hematoma subdural, edema cerebral y hemorragia de retina en ambos ojos. Lesiones características del Síndrome del Bebé Sacudido (SBS). Este síndrome ocurre cuando un bebé es sacudido violentamente, causando que su cerebro se desplace dentro del cráneo, lo que puede provocar daños cerebrales graves o la muerte debido a la fragilidad de los músculos del cuello y el peso de la cabeza.
Bebé bajo el cuidado del padre
Aquella tarde, Pedro había quedado al cuidado de su padre. Según el relato oficial, Gambero notó que el bebé estaba desvanecido y con los labios morados, por lo que lo llevó de urgencia al hospital. Allí los médicos no pudieron salvarlo. Además de los padres, una niñera también pasaba tiempo con el menor, lo que generó sospechas iniciales de Lucrecia hacia ella. “No podía pensar. Lo primero que sospeché fue que había sido la niñera, porque no me entraba en la cabeza que hubiese sido el padre”, confiesa.
Seis meses después, un estudio interdisciplinario firmado por siete médicos forenses del Poder Judicial de Córdoba confirmó que Pedro murió por el Síndrome del Bebé Sacudido. Las lesiones eran recientes y existían indicios de episodios previos de violencia similar. “La junta médica determinó que mi hijo había muerto porque lo zamarrearon hasta matarlo”, afirma Lucrecia, señalando directamente a Gambero.
La madre notó incongruencias en la versión de su expareja, como su reticencia a hablar del bebé y el rechazo de su hija mayor, de 2 años y medio en ese momento, hacia él. “Actuaba como si nada hubiera pasado, mientras yo me desarmaba de dolor”, agrega.
El Síndrome del Bebé Sacudido es un tipo de maltrato infantil que suele ocurrir cuando un cuidador, frustrado por el llanto del bebé, lo sacude con fuerza. Según la Academia Americana de Pediatría, este síndrome es una de las principales causas de muerte por abuso en menores de un año. Tiene una incidencia estimada de 20 a 30 casos por cada 100.000 bebés en países desarrollados. En Argentina, aunque no existen estadísticas nacionales precisas, los casos reportados en hospitales como el de Río Cuarto destacan la gravedad de este problema.
Un proceso judicial estancado
En 2018, el fiscal Javier Di Santo, de la Fiscalía de Instrucción y Familia N° 2 de Río Cuarto, imputó a Gambero por lesiones graves calificadas reiteradas y homicidio calificado por el vínculo. Un delito que prevé prisión perpetua. El acusado estuvo detenido durante dos meses, pero el juez Emilio Andruet ordenó su liberación al considerar que no había riesgo de fuga ni de entorpecimiento de la investigación. Ese mismo año, Di Santo solicitó la elevación a juicio, pero los abogados defensores de Gambero pidieron nuevas pruebas, dilatando el proceso.
En 2020, el caso tomó un rumbo inesperado. El juez de Control subrogante, Mariano Correa, dictó falta de mérito para Gambero y ordenó investigar a Lucrecia y a la niñera, generando indignación en la madre. “Perder a un hijo es terrible, pero perderlo por violencia de la persona que menos te imaginás es una tragedia que me acompañará siempre”, expresa Lucrecia. En septiembre de 2022, el fiscal Daniel Miralles, volvió a pedir la elevación a juicio, reafirmando que Gambero sacudió al bebé con conocimiento de las posibles consecuencias fatales.
Obstáculos y contraataques
La defensa de Gambero ha intentado desviar la responsabilidad. El imputado denunció al fiscal Miralles por supuesta extorsión, alegando que se le presionó para declararse culpable de homicidio culposo. Además, presentó un informe que sugería un posible problema congénito en el bebé como causa de su muerte, hipótesis que no ha sido respaldada por la junta médica. “No me voy a declarar culpable porque soy inocente”, afirmó Gambero, según registros judiciales.
Actualmente, la causa está en manos del juez de control Diego Ortiz, quien ratificó la imputación por homicidio calificado y solicitó la elevación a juicio. La Cámara N°1 de Río Cuarto debe fijar una fecha para el juicio, que podría incluir un jurado popular debido a la gravedad del delito. Lucrecia espera que el proceso se concrete antes de fin de año. “Quiero que se sepa la verdad y que la Justicia determine”, reclama.
Contexto de violencia infantil en Argentina
El clamor de una madre
Lucrecia, a casi seis años de la muerte de Pedro, sigue buscando justicia. “Todos los días me acuerdo de él y pienso que debería estar creciendo conmigo. Me sacaron ese derecho”, lamenta. Su testimonio subraya la importancia de la prevención y la concientización sobre el Síndrome del Bebé Sacudido. Organizaciones como el Hospital Garrahan promueven campañas educativas para enseñar a los cuidadores a manejar el estrés y evitar reacciones violentas ante el llanto de los bebés.
Las autoridades judiciales de Río Cuarto no han emitido nuevas declaraciones, pero la presión social y mediática podría acelerar la definición de una fecha para el juicio. Mientras tanto, Lucrecia insiste: “No descansaré hasta que se haga justicia por mi hijo”. (27)