Dicen que los recuerdos son como sombras, siempre nos siguen.
Esto parece haberle sucedido a Carolina Jaramillo, nueva vocera de la Presidencia. Ella es portadora de un amplio currículum, lleno de logros académicos y laborales cosechados en el “Viejo Ecuador”. Un prontuario que no la condena, pero sí la delata, más aún cuando, hasta hace poquito tiempo, se confesaba como ferviente fanática del Mashi.
Bastó que el presidente Noboa revelara su identidad para que gran parte del periodismo, junto con la infaltable horda de guerreros digitales (sociópatas que merodean las redes sociales en busca de algo o alguien a quien oponerse y atacar), procedieran a incendiar el ecosistema político con señalamientos contra Jaramillo.
Armados con picos y palas, la enardecida turba se dirigió a los fecundos terrenos de X (antes Twitter) y comenzó a desenterrar el pasado de la flamante vocera. En las parcelas de esta plataforma digital hay insultos, opiniones, amores y traiciones, todos escritos con tinta indeleble (no esa tinta chimba que se borra en páginas electorales).
¡Encontraron hasta para llevar! Resulta que la flamante vocera, antes de aceptar el encargo de “llevarse bien con los periodistas”, los odiaba; no a todos, pero casi, especialmente a los que jorobaban a su exjefe. Para muestra, un botón: “machista de mierda e insecto”, un cariñito dirigido a Carlos Vera.
¡Capaz ya cambió! Ojalá fuera así, pero con el debut que se mandó, difícil creerlo. Ni bien se colocó el traje de vocera, se despachó un furioso ataque en respuesta a una crítica del periodista Martín Pallares, quien la señaló indicando: “Fue correísta, odia a los periodistas”. Y la señora Jaramillo, de gatillo fácil, disparó su violenta respuesta: “No odio a los periodistas, me caes mal vos. Y a vos te dije pendejo”.
“Sin preguntas incómodas, sin cuestionamientos, sin periodismo —el riguroso, el incómodo, incluso el imperfecto—, la democracia pierde su sentido y se convierte en propaganda”, señaló Yalilé Loaiza en su artículo “Cuando el poder insulta, no responde: evade”, publicado en el portal Plan V.
El presidente Noboa debe encontrar una nueva voz, una que se parezca más al país que retrató en su discurso de posesión. Invitó al pueblo a soñar en tiempo presente y futuro, porque eso se supone que representa —el Nuevo Ecuador—. Si no, ¿cómo entendemos sus palabras?: “no venimos a heredar moldes viejos ni a maquillar errores. Venimos a romper ciclos”. Presidente, no se rompen ciclos usando moldes caducos ni discursos desgastados, entonados por una vocera con sabor a pasado.