El uso de vehículos eléctricos en Ecuador sigue siendo limitado, pese a que el país cuenta con condiciones ideales para su desarrollo, como una matriz energética con predominancia hidroeléctrica.
Aunque se han instalado algunas electrolineras en algunas ciudades y rutas interprovinciales, aún no existe una red robusta y confiable que permita su adopción masiva.
El crecimiento del parque automotor eléctrico requiere más que facilidades. Es necesario que se incentive su uso mediante políticas claras, exoneraciones tributarias sostenidas y una normativa unificada que regule desde la importación hasta la instalación de sistemas de carga.
Hoy, más de diez normativas dispersas obstaculizan este avance.
La transición hacia una movilidad más limpia exige la instalación de más estaciones de carga, sistemas de medición eficientes y estándares técnicos adecuados.
No se trata solo de aumentar el uso de vehículos eléctricos, sino de crear las condiciones para que circulen con confianza y seguridad en todo el territorio.
Apostar por la movilidad eléctrica es apostar por un futuro más sostenible, menos contaminante y más eficiente. Es hora de que desde el Gobiernen se tome en serio esta transformación.