Con la producción de maíz en 2013 se anunció que por primera vez nuestro país sería autosuficiente para abastecer la demanda agroindustrial de alimentos balanceados para consumo animal, evitando las importaciones y afianzando la declaratoria como rubro de seguridad alimentaria.
Según datos publicados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la producción maicera de Ecuador en 2024 fue de 1’479.700 toneladas (t.). Sin embargo, las importaciones de la gramínea en los últimos años se han reiniciado, lo que supondría rendimientos inferiores y/o el aumento de la demanda de materia prima por parte de los fabricantes de balanceados.
Para dejar de importar maíz se requiere incorporar semillas con un mayor rendimiento por hectárea (ha.), aplicando tecnologías adecuadas y así superar el promedio nacional que, según la FAO, el año anterior fue de 4,58 t./ha. Eduardo Calero (+), supervisor del Programa de Modernización de los Servicios Agropecuarios PROMSA (1998-2004), recomendó a los investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIAP) la generación de híbridos con un potencial de rendimiento no menor a las 10 t/ha, para ser competitivos con los vecinos regionales, objetivo que no se ha podido cumplir. Es cierto que el sector privado ha introducido materiales con mejores características productivas (excepto transgénicos, por estar prohibidos en Ecuador) en provincias donde se aplica un mayor nivel tecnológico, como Los Ríos y Guayas (promedio 5,6 t./ha.).
Manabí aporta a la producción nacional (promedio 4 t./ha.) con aproximadamente el 30 % del total, porcentaje obtenido anualmente en unas 100 mil ha. cultivadas principalmente en los cantones de Tosagua, Portoviejo, Bolívar, Santa Ana, 24 de Mayo, Jipijapa y Paján. Cultivos sembrados durante la época lluviosa en terrenos con pendiente, con condiciones inapropiadas para aplicar el manejo agrotécnico recomendado. Pese a ello, los maiceros manabitas invierten en semillas importadas; curiosamente, hay otros que prefieren el INIAP H-551, uno de los primeros híbridos liberados por este instituto en 1990, capaz de lograr hasta 6 t/ha. Para el presente año se pronostican mejores rendimientos, favorecidos por las actuales condiciones climáticas.
Ojalá que su producción contribuya para evitar las importaciones y salida de divisas. En todo caso, la gran mayoría de maiceros (88 %) son pequeños y medianos agricultores que esperan favorecerse económicamente en la comercialización, siempre que se respeten los precios oficiales de sustentación.
