Cada 24 de mayo se recuerda la Batalla del Pichincha, cuando en 1822 se logró la independencia del dominio español.
Se supone que ese día conseguimos la libertad como país, pero, después de 203 años, ¿realmente podemos decir que somos libres?
La verdad es que no del todo. Aunque ya no estamos bajo el control de un imperio extranjero, a lo largo de nuestra historia hemos estado bajo el poder de ciertos grupos que controlan todo: políticos, empresarios o incluso grupos criminales. Estos grupos siempre han tomado decisiones que benefician a unos pocos y no al resto de los ciudadanos.
No se trata de decir que unos son ricos y otros pobres solo por pelear, sino de reconocer que los gobiernos no han hecho lo suficiente para mejorar las condiciones de vida en Ecuador. Hay mucha gente sin empleo, la producción no crece como debería y muchas familias apenas sobreviven. Además, en estos tiempos, vivimos con miedo por la inseguridad. Hay robos, extorsiones y violencia en todos lados. Eso no es libertad.
Los políticos que están en el poder tienen la oportunidad de cambiar esta situación. No solo deben hablar bonito o salir en los medios; deben trabajar para que los ecuatorianos tengamos una vida digna, con seguridad, empleo, salud y educación.
La libertad no es solo un recuerdo de una batalla pasada. Es poder salir sin miedo, tener trabajo, vivir tranquilo y con esperanza. Esa es la verdadera libertad que todavía no hemos conseguido.