La segunda fase del proyecto de recuperación urbana del Centro Histórico de Quito comenzó con la socialización de las intervenciones que se realizarán en 2.000 metros de las calles Rocafuerte, Ambato, Loja y Antonio Borrero, en los barrios de La Loma Grande y San Roque. Anunciado por la Alcaldía de Pabel Muñoz, el plan busca ganar 2.830 m² para el peatón, beneficiando a más de 200 mil residentes de la zona.
En Loma Grande y San Roque
El proyecto integral tiene como objetivo principal transformar el espacio público en los mencionados barrios históricos. Las acciones se centran en la ampliación de aceras para priorizar la movilidad peatonal, la mejora de las condiciones ambientales a través de la siembra de árboles y el incremento de la vegetación, el fomento del desarrollo productivo y comercial, la optimización de la iluminación en puntos estratégicos y la instalación de señalización vial clara. Estas iniciativas responden a la visión de la alcaldía de centrar el desarrollo y la planificación en el bienestar de los ciudadanos.
Ejes de acción y estrategias urbanas
José Morales, secretario de Hábitat y Ordenamiento Territorial, destacó la importancia de extender la calidad de vida más allá de los espacios privados. «Buscamos romper la lógica de solo pensar en un espacio idóneo de la puerta para adentro, porque los ciudadanos merecemos poder caminar con comodidad y tranquilidad por nuestros barrios», afirmó. El objetivo final es que los habitantes de estas zonas se sientan motivados a permanecer y disfrutar de su entorno, mejorando así su calidad de vida en el espacio público.
El plan de recuperación se articula en torno a varios ejes de acción fundamentales: la intervención integral en calles completas, la creación de corredores verdes, el impulso de la movilidad sostenible y la valorización del patrimonio natural y cultural. A través de estas líneas de trabajo, se espera revitalizar la función residencial de la zona, reactivar el turismo y dinamizar la economía local, generando un impacto positivo en la vida cotidiana de los quiteños.
Desde la perspectiva del urbanismo, las estrategias clave que se implementarán incluyen el ensanchamiento significativo de las aceras, la eliminación de obstáculos que dificultan el tránsito peatonal, la incorporación de elementos pacificadores del tráfico, la integración de arbolado urbano para mejorar el paisaje y la calidad del aire, y el aumento de la vegetación a través de macetas en diversos puntos estratégicos.
Antecedentes y continuidad del proyecto
Esta segunda fase da continuidad a los esfuerzos iniciados por el Municipio de Quito con la primera fase del proyecto, la cual se centró en la calle Benalcázar. Esta etapa inicial, que requirió una inversión de USD 600 mil, permitió recuperar espacios urbanos con alta concentración de actividades, atrayendo a una población diversa y priorizando al peatón como elemento central del espacio público. La experiencia exitosa en la Benalcázar sienta las bases para la expansión de estas intervenciones a otros sectores emblemáticos del centro de la ciudad.
La continuidad de este proyecto subraya el compromiso de la administración municipal con la revitalización integral del Centro Histórico, reconociendo su valor patrimonial, cultural y social. Se espera que las mejoras en la infraestructura peatonal, el incremento de áreas verdes y la optimización de la movilidad contribuyan significativamente a la calidad de vida de los residentes y a la experiencia de quienes visitan esta importante zona de la capital ecuatoriana.