¿Cuánta agua debemos beber al día para mantener nuestros riñones saludables? La respuesta depende de múltiples factores individuales, pero la ciencia ofrece cifras orientativas. Según investigaciones recientes publicadas en Public Health Nutrition y Nefrología al Día, así como recomendaciones de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), una ingesta de 2 a 2.5 litros de agua al día ayuda a prevenir cálculos renales, infecciones urinarias y otros trastornos. Especialistas en nefrología de Canadá y México destacan que una hidratación adecuada puede marcar la diferencia en la salud renal a largo plazo.
La función renal y el papel del agua
Los riñones filtran aproximadamente 180 litros de sangre al día para eliminar toxinas y mantener el equilibrio hidroelectrolítico. Sin una hidratación adecuada, este proceso se ve comprometido, elevando el riesgo de daño renal agudo, litiasis y enfermedades urinarias.
Un estudio de Public Health Nutrition (2022) evidenció que una producción urinaria superior a 2.5 litros diarios reduce el riesgo de cálculos renales hasta en un 50%. Además, un análisis transversal citado en Nefrología al Día (2022) asoció un mayor consumo hídrico con una menor progresión de la enfermedad renal crónica (ERC), aunque los beneficios directos varían según la condición clínica del paciente.
Por otro lado, investigaciones como la de Clark et al. (2016) no encontraron evidencia concluyente sobre una protección renal universal por mayor ingesta de agua, aunque sí observaron una reducción en los niveles de copeptina, un biomarcador vinculado a la hormona antidiurética, lo que indica mejor regulación hídrica.
Recomendaciones oficiales y personalización
De acuerdo con la EFSA, la recomendación estándar es de 2 litros de agua diarios para mujeres y 2.5 litros para hombres, considerando tanto el agua pura como la contenida en alimentos como frutas y verduras, que aportan hasta el 20% del total diario.
El Dr. William Clark, profesor emérito de nefrología en la Universidad de Western Ontario, señala que mantener un flujo urinario de al menos 2 litros por día puede ayudar a reducir la carga renal. Subraya la importancia de personalizar el consumo: “Escuchar las señales del cuerpo, como la sed, y ajustar la ingesta según la función renal es clave”.
En México, la Dra. Vanessa Risoul Salas, nutrióloga de la CONADE, advierte que un consumo excesivo en personas sedentarias puede provocar hiponatremia, un trastorno electrolítico que también afecta la función renal. En casos de actividad física intensa, recomienda incluir bebidas isotónicas para reponer minerales esenciales.
Claves prácticas para una hidratación adecuada
1. Cantidad sugerida: Para adultos sanos, se recomienda una ingesta de 2 a 2.5 litros al día, equivalente a unos 35 ml por kg de peso corporal. Por ejemplo, una persona de 70 kg debería beber alrededor de 2.45 litros diarios.
2. Fuentes de agua: Además del agua potable, alimentos ricos en agua como melón, sandía, pepino y lechuga contribuyen significativamente. Se debe evitar el consumo regular de bebidas azucaradas o con alto contenido de sodio, que pueden sobrecargar los riñones.
3. Señales de buena hidratación: Una orina de color amarillo claro o transparente, ausencia de dolor al orinar y una frecuencia urinaria regular son indicadores positivos. La presencia normal de saliva y lágrimas también es signo de hidratación adecuada.
Cuidados especiales y riesgos por exceso o defecto
En personas con enfermedad renal crónica o insuficiencia cardíaca, el control de líquidos debe ser estricto y supervisado. El exceso de agua puede provocar edemas, hipertensión o sobrecarga circulatoria.
La deshidratación, por otro lado, puede reducir el flujo sanguíneo renal, favoreciendo el desarrollo de daño renal agudo, especialmente en ambientes calurosos o durante ejercicio intenso. Los riñones sanos pueden procesar hasta 28 litros al día, pero no más de 0.8 a 1 litro por hora, lo que establece un límite seguro para la ingesta.
Conclusión: equilibrio y escucha del cuerpo
Una hidratación equilibrada es esencial para el buen funcionamiento de los riñones. Las recomendaciones de 2 a 2.5 litros diarios constituyen una guía general, pero deben ajustarse a factores individuales como el peso, la temperatura ambiente, la actividad física y el estado de salud. Consultar a un especialista en nefrología ante enfermedades o síntomas persistentes es crucial para evitar complicaciones. Como recuerda el Dr. Clark: “La hidratación no se trata de beber por obligación, sino de mantener un equilibrio saludable y sostenible”.