El gobierno central, como siempre en la historia, tendrá el acoso inclemente de las obligaciones en el próximo periodo.
Vendrán de todos lados y, además de las normales, aquellas que vemos y leemos todos los días, tendrá las nuevas que el invierno ha generado. Para satisfacer todas no habrá fondos, lo que no es nada nuevo.
Nunca, que recuerde, el país ha gozado de superávits en sus cuentas como para atender lo que se necesita. Por el contrario: lo normal ha sido vivir con permanentes déficits porque los gobiernos siempre han gastado mucho más que sus ingresos.
En ciertos momentos, es verdad, la caja fiscal gozó de liquidez por el excepcional precio del petróleo en el mercado mundial o de otro producto primario de exportación. Pero esta liquidez no sirvió para sembrar las semillas de un Estado moderno o sentar las bases para un crecimiento sostenido. En su lugar, los gobernantes se dieron el tiempo para ejecutar obras innecesarias adobadas con corrupción profunda, incrementar el gasto público sin límites y despilfarrar como si los recursos fueran eternos. Pasan los años y nos encontramos con los mismos desafíos de décadas: cosas por hacer, obligaciones que atender, deudas que pagar y los problemas clasificados en: “importantes, urgentes y urgentísimos”.
Es en este contexto que el municipio de Portoviejo debe desenvolver sus actividades. La ciudad tiene que darse cuenta de que, pese a todo lo que pueda ocurrir con la caja fiscal, debe avanzar porque no solo que no puede pagar la culpa de gobiernos irresponsables adictos al gasto que ha dado origen a una descomunal deuda pública que todos los ecuatorianos, de una forma u otra, la estamos pagando, sino que su invariable destino es el progreso.
La penuria fiscal, a la que debemos acostumbrarnos porque este gobierno heredó una enorme deuda que impide desarrollar políticas orientadas a vivir al menos en equilibrio fiscal, no debe ser consuelo para detener el avance de la ciudad. Claro que el déficit del gobierno central es un obstáculo, pero hay que salvarlo, no queda más. El proyecto Villanueva, por ejemplo, nos dice que con iniciativas se pueden lograr recursos. ¿De qué otra manera se pueden alcanzar más para ejecutar obras rentables? ¿Con préstamos a la banca multilateral, a la banca privada nacional? En esto hay que trabajar.