El banco central estadounidense dijo que, en un esfuerzo adicional para estabilizar el sistema financiero, inyectará otros 800.000 millones de dólares en la economía, de los que 600.000 millones serán para adquirir activos respaldados con hipotecas y el resto para descongelar los créditos para los consumidores. Henry Paulson, el secretario del Tesoro, constató la difícil situación al señalar que sectores claves del mercado crediticio, como el de las tarjetas de crédito, los préstamos para la compra de automóviles y los concedidos a estudiantes prácticamente se paralizaron en octubre. El titular del Tesoro indicó que las nuevas medidas buscan que esos préstamos regresen a unos niveles más normales, pero advirtió de que "llevará tiempo sortear las dificultades" de la economía estadounidense y de que "surgirán nuevos desafíos". Sus palabras coincidieron con la publicación de la cifra revisada de crecimiento del tercer trimestre, que se contrajo un 0,5 por ciento, por encima del 0,3 por ciento previsto inicialmente debido a la reducción en el gasto de los consumidores, la mayor en 28 años. "La situación va de mal en peor", dijo Kenneth Rogoff, profesor de economía de la Universidad de Harvard y ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI). Rogoff calificó de "increíbles" las últimas medidas adoptadas por la Reserva Federal (Fed). "Están respaldando directamente los préstamos a consumidores y pequeñas empresas. Es realmente sorprendente", comentó el analista. "Los mercados crediticios están congelados", recordó Rogoff, para quien la tasa de desempleo pasará del 6,5 por ciento actual hasta el 9 o el 10 por ciento el próximo año. "Afrontamos el riesgo de sufrir una recesión muy profunda", pronosticó. REACTIVAR EL CONSUMO El secretario del Tesoro, Henry Paulson, dijo que el plan de rescate financiero ayudará a que "comience a reactivarse el consumo".