Allí se conocieron casos como que la producción de maíz en Manabí cada vez baja más, mientras que la demanda crece. Hasta hace 15 años en la provincia se sembraban 130.000 hectáreas; 90.000 en el 2007. Augusto García, maicero de la zona de Casas Viejas, de Calceta, dijo que ellos están desmotivados por lo altos precios de los insumos y la mano de obra. Puso como ejemplo que un saquillo de 15 kilos de semilla certificada cuesta 130 dólares, y a eso se suman unos 300 dólares más por gastos de jornaleros y otros 50 más en tuberías y más accesorios. Para empezar, continuó, el agricultor debe invertir 480 dólares para sembrar una hectárea de maíz, y casi ninguno de ellos tiene ese dinero en el bolsillo. Agregó que tradicionalmente los créditos para producir no han sido oportunos, a ello se suma que también los gobiernos han importado maíz que en países como Estados Unidos (donde se subsidia a la agricultura) es hasta tres veces más barato que en Ecuador, por eso la actividad ha decrecido. Alfredo Chiriboga, coordinador de Fomento Agro productivo, señaló que fue muy importante que los agricultores les digan “en sus caras” a los funcionarios, lo que consideran mal. También señaló que ahora hay más interés en el tema, porque hay más semilla certificada, y los créditos se han incrementado para que el objetivo de producir más se cumpla, ya que en el país se consumen cada año 500.000 toneladas de maíz. Félix Santana, jefe de planta de la Unidad Nacional de Almacenamiento UNA dijo que para fomentar la siembra de maíz, están como alternativa los silos para almacenar el producto, lo que permitirá que el maicero guarde su maíz hasta que mejoren los precios, los que aseguró estaban en su mejor momento de 13,75 dólares, uno de los más altos de todo los tiempos.