Es importante que en el Ecuador se hable de la democratización de todas las formas de toma de decisiones. Los mecanismos que se usen, para tan noble propósito, son discutibles y perfectibles. Los errores pueden dejarlo en el discurso. La selección de candidaturas a través de elecciones primarias es una experiencia que ya ha echado raíces en otras latitudes y, aún así, tiene sus alteraciones, en la nuestra iniciaremos la aventura con reglas difusas, al apuro y con ese ecuatorianismo, a veces hasta prepotente, que nos lleva a golpearnos con realidades caóticas, como la que ocurre hoy mismo, pese a las múltiples advertencias, por la inviabilidad del régimen de transición y la forma que fue impuesto. Primarias porque si, parece el argumento ¿cómo? No importa, siempre y cuando haya algo que se llame primarias. Porque eso parece democrático o les haría ver así. En el grupo gobiernista oficial, Alianza País, se está hablando de elecciones primarias “abiertas” donde cualquier ciudadano registrado en el padrón electoral general podrá intervenir para seleccionar los candidatos de ellos , que dentro de una lista o terna, que el buró o las directivas aprueben, y previo a una selección o depuración de aspirantes que deberá tener: “aceptación popular, probidad (incluido limpio pasado judicial y partidócrata), angelical postura ante los contrincantes (no atacar) y no haberse promocionado en medios de comunicación anticipadamente” . Hasta allí parece edificante el ejercicio. Pero en la realidad, el mecanismo es bastante irreal e inviable.