No voy a comentar el diario vivir en este país, tal vez en algún otro momento; ahora quiero aprovechar para comentar sucesos que han pasado en las últimas semanas, que jamás pensé que podrían pasar en EEUU y que eran exclusividad de países en vías de desarrollo como el nuestro. Tener que recorrer más de 6 estaciones de servicio para encontrar una que tenga gasolina y hacer cola por más de 3 horas. Increíble, jamás lo imaginé. Que los bancos cierren, que se declaren en bancarrota, que tenga que aparecer uno para salvar a otro, que el gobierno ponga dinero público para evitar que otros quiebren, que se tenga que aprobar un multimillonario plan para salvar al otrora poderoso Wall Street y a grandes bancos y compañías de seguro. Increíble, pero cierto. Que el Gobernador de un estado - aquí son elegidos, no nombrados como los nuestros - tenga que renunciar a su cargo porque utilizaba el servicio de damas de compañía. Que las campañas políticas sean tan sucias como las nuestras, en palabras, pero no en ensuciar la ciudad como allá. Que por primera vez en la historia de este país se elija un presidente de la raza negra o un joven de color (como le decimos a un buen amigo por allá). Cómo en tan sólo 8 años, de tener el mayor superávit económico hayan pasado a tener el mayor déficit de su historia. Increíble pero cierto. Que la gasolina haya llegado a un precio récord de más de $4.00/galón (ahora ya está por los $2.00) y que el pueblo norteamericano ni se inmute, nadie dijo ni hizo nada. En Ecuador se hubieran tumbado al presidente de turno. Increíble pero cierto.