Era de vernos la cara de felicidad que reflejábamos, en el chifa Cantonés, allá por La Garzota, en Guayaquil: el Chino Dejo con su jeba, María Elena Cedeño de Chinito; Carlitos Delgado, con la suya, María Luisa Párraga de Delgado; don Márgil Vinces con doña Leonor Centeno de Vinces; la doctora María Piedad Mendoza de Giler, con su jebo don Rolando; María Luisa y su ñaño Luis; Esther, la mía, y yo, cada uno frente a su plato bien puesto, bien servido, bien atendido, humeantes, fragantísimos (los platos, digo; nosotros, bacanísimos).