Cerca de quinientas personas llegaron a la basílica y de manera violenta se tomaron la misma. Mientras aquello ocurría, el colabodor de Franco, cuya identidad no fue dada a conocer por los agentes del orden, fue retenido y llevado por uniformados a la ciudad de Manta. Los manifestantes, al interior de la iglesia, realizaron denuncias contra el párroco. Lo acusan de haber destruido algunos bienes del templo, como por ejemplo unas lámparas consideradas reliquias que fueron reemplazadas por reflectores. También denunciaron que el colaborador del sacerdote retenido se habría sustraído algunos objetos de valor de dicho santuario. Todo aquel movimiento de manifestantes hizo que elementos de la policía nacional se desplazaran al lugar para evitar mayores inconvenientes. Los manifestantes indicaron que no saldrán del templo hasta que Franco sea retirado de dicha parroquia escleciástica. No saldrá Anoche vía telefónica, el párroco dijo que continuará en el cargo mientras no decida lo contrario la Arquidiócesis de Portoviejo. Hace dos días en una rueda de prensa el arzobispo Lorenzo Voltolini respaldó las acciones de Franco e invitó a los inconformes a dialogar, sin embargo, ayer los protestantes descartaron cualquier diálogo, y lo único que piden ahora es la salida del sacerdote, a quien acusan no sólo de destruir las reliquias sino de enriquecerse, de prepotencia y maltrato a los fieles. El religioso acusado expresa que lo que quieren los protestantes es manejar los ingresos de la basílica que superan los 50 mil dólares al año, y que ese dinero él lo ha invertido en obras. Se conoció, al cierre de esta edición, que el Arzobispo de Portoviejo, Lorenzo Voltolini dialogaba con los protestantes en Montecristi.