Como dice la canción: nadie nos prometió un jardín de rosas. Esto es clave, el cine sabe fallar cuando la codicia supera las historias que se cuentan en la pantalla. Si los personajes de esta cinta-producto tuvieran problemas reales, como no conseguir novia o llevarse mal, realmente mal, con sus viejos, tal vez les daría el beneficio de la duda. Pero simplemente son demasiado "lindos" como para ser de verdad. La saga "High School Musical" ha causado serios trastornos mentales en más de uno, es, creo, una mala influencia para la juventud. Preferiría que esos deportistas que cantan destilando sudor en medio de un partido de básquet, fueran adictos a las drogas o tuvieron una banda de rock. Ya sabemos que eso no va a pasar, por eso justamente, insisto, para qué molestarnos. Igual capto que hay una gran masa pendiente de este estreno, miles, tal vez millones de personas que se saben las canciones de memoria y van a la peluquería con las fotos de los personajes para copiar, calcar, un estilo prefabricado para venderse como comida chatarra, esa que engorda y no alimenta en lo más mínimo. Hasta yo, detractor irreductible de este musical hipócrita, estoy escribiendo sobre el tema. O sea que el virus se ha esparcido por el planeta como la plaga de las langostas. Encuentro extraño, sospechosa y malintencionadamente extraño, que este fin de semana no haya más estrenos en la cartelera manabita (o por lo menos en la que se anuncia en la web). ¿Será una movida comercial? ¿Será que piensan que nos dejan sin opciones, y entonces veremos sea como sea lo que ellos quieren que veamos? Tal vez creen que nos están poniendo entre la espada y la pared. Pero no, se equivocan, con nosotros no van a poder. Los que buscamos en el cine lo que la vida nos niega, no nos rendiremos ante el fascismo chicle bomba, seguiremos ejerciendo la resistencia, la búsqueda eterna por la verdad. Que estas gargantas falsas sigan pujando sobre una pista de cartón. No los queremos. No los necesitamos.